Un leve vistazo al primer tramo de competición pone de manifiesto una realidad evidente: el Real Valladolid ha dejado escapar demasiados puntos después de ponerse por delante en el marcador. No se trata de protagonizar el cuento de la lechera, pero está claro que, como dicen el propio Mendilibar y todos los entrenadores de la categoría, el Pucela ha merecido mucho más "por juego, por ocasiones y por otras muchas cosas".
El potencial ofensivo del equipo, con 21 goles -la mejor marca del equipo en Primera División en los últimos 20 años- ha permitido a los blanquivioleta tener opciones de victoria en la gran mayoría de los partidos ligueros disputados hasta la fecha. Para muestra, un botón. Sólo en los partidos ante el Real Murcia -con dos expulsados a la media hora de juego-, Athletic de Bilbao y Racing de Santander el Real Valladolid no se ha puesto por delante en el marcador.
Ante Deportivo de la Coruña, Valencia, Real Madrid, Mallorca, Osasuna, Barcelona y Atlético el conjunto blanquivioleta tuvo ventaja en el luminoso, aunque finalmente sólo pudo arañar cuatro puntos en total. Un botín demasiado pobre en función de los méritos contraídos por unos vallisoletanos que han causado una buena impresión allí donde han jugado. No en vano, el equipo ha arrancado silbidos del público local en prácticamente todos los encuentros disputados lejos de Zorrilla.
17 puntos en el limbo
Se han quedado por el camino 17 puntos que colocarían al equipo como líder de la Primera División con un punto de ventaja respecto el Real Madrid, que por cierto las pasó canutas para arañar un empate ante los de Mendilibar. Palabras mayores para un Real Valladolid recién ascendido que ha mantenido su presión asfixiante en toda cancha como su seña de identidad, lo que en ocasiones le ha pasado factura. Es evidente que en Primera la calidad de los jugadores hace que en cualquier despiste te hagan gol.
Y ese es precisamente el principal obstáculo con el que se ha encontrado el equipo. 26 goles en contra, segundo conjunto más goleado de la categoría, que pesan como una losa. El buen juego colectivo ofensivo de todo el equipo y la buena forma de Llorente, Víctor o Sesma ha permitido que en las tres únicas ocasiones en las que se ha logrado mantener la portería a cero se hayan cosechados sendas victorias. Ante Espanyol, en la jornada inaugural de la Liga, ante el Levante, en el que fue el primer triunfo en casa, y ante el Villarreal, el pasado domingo.
