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Primer Equipo

El maestro se doctoró

Álvaro Rubio, tercer entrenador del Real Valladolid, continúa con sus clases magistrales esta vez desde otra posición

Álvaro Rubio se acostumbró y acostumbró a dar clases magistrales a lo largo de sus diez temporadas como jugador del Real Valladolid y la friolera de 294 partidos ligueros con la blanquivioleta. Tras un breve paso por el Bengaluru indio, el centrocampista riojano colgó las botas y aceptó el reto propuesto por el Club: incorporarse al cuerpo técnico del primer equipo para aportar su conocimiento a las órdenes del entrenador. Primero fue con Luis César y después, ya con mayor peso específico, con Sergio González.

No fue fácil asimilar el nuevo rol. No puede serlo cuando tu vida ha girado en torno a una pelota y tú eras el encargado de distribuirla. Ahora el arquitecto ayuda a construir el juego desde otra perspectiva. “No fue fácil cambiar el rol, la transición fue un poco dura. Sabes que no puedes volver a hacer lo que más te gusta y tienes que adaptarte a un papel muy diferente. Cuesta y necesitas un tiempo para darte cuenta, por mucho de que cuando vas siendo veterano muchas veces tu cabeza empatiza con los que están fuera del vestuario”.

¿Y a qué se dedica Álvaro? Básicamente a ayudar a todos sus compañeros del cuerpo técnico y a aportar su sabiduría futbolística a los jugadores que, como no puede ser de otra manera, le escuchan con mucha atención. “Pretendo ayudar al equipo y aportar lo máximo”.

Por su manera de ser y por el hecho de que haya colgado las botas como quien dice hace cuatro días, el riojano asegura sentirse “más un compañero que un entrenador” y por eso se vuelca especialmente en “fomentar la cohesión del grupo” a todos los niveles. Álvaro Rubio hace hincapié en la importancia de mantener la unión de un vestuario que forma “un grupo fantástico”.

En una charla llevada a cabo en el campus de la Universidad Estatal San José, el que fuera catedrático en el verde analiza su nuevo rol en la estructura y destaca la importancia de que Sergio González y su equipo de trabajo cuenten ya con un alto porcentaje de la plantilla definitiva, algo que permite afianzar conceptos tácticos desde el inicio de la pretemporada.

La afición, clave
Por último, y con “un poco de envidia sana”, reconoce que como jugador nunca vivió la extraordinaria comunión entre equipo y afición, algo que cataloga como fundamental para haber logrado la permanencia la pasada temporada. “La gente está muy volcada y eso se lo hace más fácil al jugador”.

Que siga así.