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Primer Equipo

Un paso importante

Kiko Olivas ya ha pasado los dos primeros meses de su proceso de recuperación, en la cual ya experimenta pequeños avances

Una desafortunada lesión privó a Kiko Olivas de finalizar la temporada pasada. Justo en la penúltima jornada, en aquella tarde en Eibar que, desgraciadamente, marcará una carrera sin muchos partes médicos del central andaluz. Dos semanas más tarde, el 31 de julio, pasó por quirófano y ahora, algo más de dos meses después, valora la progresión.

“El primer día no podía mover la pierna por mí mismo. Ahora ya camino normal, sin muletas. El cambio en estos dos meses lo he notado mucho. A lo mejor desde fuera es algo sencillo, pero para mí es algo muy grande. Me ha costado, he pasado mucho dolor e impotencia. Es un paso importante”, expresa.

Asegura que tiene “sensaciones buenas” gracias al trabajo diario: “La rodilla va cogiendo un poco de ritmo, vamos haciendo cosas novedosas, viendo los pequeños avances… Por esa parte estoy más contento”. Y es que el esfuerzo está dando sus frutos, ya que cuenta que solo le dan libres “los domingos”. “Hago doble sesión un par de días a la semana. Los días de única sesión vengo antes de que entrene el equipo con Raúl, el readaptador. Hacemos una sesión de gimnasio. Estamos intentando fortalecer el cuádriceps para ganar la musculatura que se ha perdido”, explica. Tras una hora, “más o menos”, pasa “al tratamiento con los fisios”, donde el objetivo actual es “ganar la extensión completa para no tener problemas al andar y que la rodilla coja su naturaleza habitual”.

Kiko reconoce que ahora afronta las sesiones “con más ganas e ilusión”, ya que al principio “era más monótono y de mucho sufrimiento”. No quiso hablar con gente que sufrió una lesión parecida, ni siquiera ver documentales. “Me lo recomendó mucha gente, pero quería vivirlo a mi manera, sin ningún tipo de limitación. Cada persona es diferente”, señala.

No se acostumbra a ver tantos partidos desde la grada, ya que es su primera lesión importante y estará alejado de los terrenos de juego unos ocho meses. “Lo paso mal desde fuera, con nervios y estrés. A ver si me puedo acostumbrar de aquí hasta que pueda volver”, dice con esperanza.

  Kiko Olivas