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LaLiga

Hoy recordamos a... Ariza Makukula

El delantero luso-congoleño repasa su estadía blanquivioleta, clave para el desarrollo de su carrera

Hay futbolistas que en poco tiempo dejan una impronta legendaria. No solo es cuestión de hechuras, de habilidades futbolísticas, sino que también incide el carácter, la alegría propalada tanto dentro como fuera del terreno de juego. Es el caso del exdelantero luso-congoleño Ariza Makukula (4-3-1981, Kinshasa), quien deslumbró con su fuerza y portentoso remate de cabeza durante la cerca de media temporada en la que el Real Valladolid disfrutó de su intimidante porte. Una grave lesión de rodilla truncó su progresión y el equipo, huérfano de goles y su sonrisa, descendió a Segunda. Él, no obstante, niega que su desgracia fuese el desencadenante de aquel fracaso.

Fue en el verano de 2003 cuando el Real Valladolid se hizo con sus servicios en calidad de cedido por el Nantes francés, equipo que se haría con su fichaje tras anotar 20 goles en Segunda con la Unión Deportiva Salamanca y destacar en el Europeo sub 21 con Portugal. Antes de recalar en la escuadra charra, debutaría en la élite con el Vitoria de Guimaraes portugués, conjunto que también le cedería una temporada al Leganés.

En Francia no contaría con las oportunidades que demandaba y el conjunto blanquivioleta se hizo con el préstamo del actual director Deportivo de la República Democrática del Congo. Un ariete “muy fuerte”, según se define el mismo en conversación telefónica, de buen testarazo y “capaz de hacer cositas con el balón en los pies”, anota con sorna. Y vaya que las hizo. Perforó las porterías rivales en ocho ocasiones antes de la jornada 21. Goles que contribuyeron a sostener al equipo en el ecuador de la tabla clasificatoria. Al final, descendió.

“Fue un año con un sabor un poco raro. Empezamos muy bien. Teníamos un equipazo con gente como Bizarri, Marcos, Julio César o el “Chino” Losada. Íbamos muy bien y ante el Málaga (24-1-2004) me rompí el cruzado. Lo pasé fatal y estuve tres o cuatro años en los que tuve que trabajar muy duro para poder volver a ser el que era”, relata Makukula, quien enseguida rechaza que su lesión tuviese tamaña importancia en el devenir del rendimiento vallisoletano.

Al fútbol se juega “en equipo” y, en su opinión, aquel plantel de la temporada 2003-2004 venía realizando “un trabajo extraordinario”. “El equipo perdió fuerzas y nos costaba levantar la cabeza, pero no se descendió solo por la lesión de Makukula. Yo no jugaba solo. Algo pasó, pero fue muy malo”, argumenta el exfutbolista quien, pese al agrio paladear del descenso, aclara que guarda un “agradecimiento eterno” al club blanquivioleta.

“Solo guardo buenos recuerdos del Real Valladolid y de la ciudad también. El vestuario me recibió muy bien y siempre estábamos haciendo bromas. Recordaré toda mi vida al Real Valladolid porque fue el club que me abrió las puertas de Primera División. Fue el equipo que me dio la gran oportunidad de jugar en la Liga española siendo aún muy joven. Incluso se dijo que el FC Barcelona se llegó a interesar por mí. Al principio pasé un frío terrible, pero luego me acostumbré. La afición se portó conmigo impresionante”, atestigua un Ariza Makukula cuyo timbre de voz regurgita el entusiasmo que brota de las buenas vivencias.

Y de las malas. También…

Su lesión de rodilla fue una estaca en sus ruedas. Su cruzado quebró y se perdió el resto de la temporada y gran parte de la siguiente, ya enrolado en las filas del Sevilla CF, club que se decidiría por hacerse con sus servicios maravillado por su corta pero prolija aventura a orillas del Pisuerga. “Lo hice tan bien que me ficharon lesionado. Fue muy fuerte. En el Sevilla tuve algunos momentos buenos, pero no volví a ser el mismo hasta años más tarde”, apunta Makukula, quien en su primer año en Nervión anotó tres goles entre todas las competiciones a lo largo de sus dieciocho apariciones.

Al siguiente, la rodilla siguió dándole la lata. Tanto o más como la radial del vecino a las 8 de la mañana de un domingo. Solo jugó un partido y la escuadra sevillana le cedió por una temporada al Nástic de Tarragona (2006-2007), donde tampoco contó con la continuidad que demandaba para poder volver a ser el rotundo ariete del Real Valladolid.

El resurgir
No obstante, la redención le llegaría en la campaña siguiente en el Marítimo portugués. Anotó siete tantos en trece encuentros que le abrirían las puertas de la selección portuguesa y llamarían la atención del Benfica, donde, sin embargo, no jugaría más de seis partidos en dos temporadas. Exigua participación que forzó otro cambio al Bolton Wanderers inglés (2008-2009).

Tampoco cumplió las expectativas y probó fortuna en el fútbol turco. Allí, volvería a plasmar sobre el verde su mejor versión…

Ariza Makukula anotó 21 goles en su primera temporada en el Kayserispor y se hizo con el trofeo de máximo anotador de la Liga Turca. De ahí pasó al Manisaspor (2010-2012) y el Karsiyaka, también conjuntos otomanos en los que marcaría nueve goles en tres años antes de regresar a Portugal, al Vitoria de Setubal, y probar fortuna en Grecia (OFI Crete). Pasos previos a una retirada plácida en Tailandia allá por 2014 (BEC Tero Sasana).

“Tuve mi recompensa a tanto esfuerzo y sacrificio con la llamada de la selección de Portugal y aquel año en Turquía en el que acabé ‘pichichi’. Se lo tengo que agradecer a Dios y al Real Valladolid, que fue donde empecé. Me retiré porque no aguantaba más el dolor. Lo he pasado muy mal. En 2010 fue máximo goleador teniendo unos dolores horribles en la rodilla. Estoy convencido de que si no me hubiese lesionado podría haber hecho cosas más grandes. Me paró completamente siendo muy joven y en fase de crecimiento”, explica el exjugador.

Del césped a los despachos
Una mirada al pasado que no difumina su jovialidad. Sus problemas de rodilla le impidieron desarrollar su mejor fútbol, pero Ariza Makukula rezuma satisfacción por haber podido jugar en la élite y amasar conocimientos que, hoy en día, pone al servicio del combinado nacional de la República Democrática del Congo, recientemente clasificada para la Copa de África que se celebrará este año en Egipto.

“Viajo mucho por el mundo, sobre todo entre Portugal, Kinshasa y París. Ahora trabajo detrás de un ordenador. Veo jugadores e intento desarrollar el fútbol en la República Democrática del Congo. Estamos muy contentos por habernos clasificado para la Copa de África”, desliza Makukula, quien procura sacar tiempo para seguir las vicisitudes diarias del Real Valladolid.

Está convencido de que el club va a mantenerse y confía en que la llegada de Ronaldo Luiz Nazario a la presidencia dé un impulso a la entidad. “Es un hombre muy fuerte dentro del fútbol mundial y estoy seguro de que va a traer algo más. Quedan bastantes partidos y desde aquí mando ánimos a los jugadores para que hagan su mejor fútbol. Seguro que se mantienen”, sentencia un Makukula deseoso por volver a Zorrilla y rememorar algunas de las tardes en las que regaló su mejor fútbol. “Me encantaría”, apostilla.