El Real Valladolid hizo lo que tenía que hacer y consiguió tres puntos que le sirven para frenar la mala dinámica y para volver a sonreír. Era un partido trampa después de tres derrotas consecutivas que lastraban la confianza y los blanquivioleta lo resolvieron con seriedad y sin complicaciones.
Luis César apostó por retrasar la línea de presión unos metros para exponer menos ante un Lorca que, al igual que los locales, necesitaba la victoria. Un envío largo de Masip creó indecisión en la zaga murciana y Borja, fuera de su hábitat natural, recibió en el área y batió a Dorronsoro con la derecha. El gol sirvió para llegar al descanso con ventaja y, sobre todo, para alejar fantasmas.
En la segunda parte el Pucela mejoró su versión y solo concedió ocasiones a balón parado, aunque lo cierto es que los visitantes no llegaron a poner en peligro a Masip. Mucho menos después del 2-0, logrado gracias a un Mata en estado de gracia. El ariete madrileño firmó su decimoquinto gol en Liga y, por supuesto, sentenció el choque.
Hervías forzó un penalti prácticamente a continuación y redondeó la victoria blanquivioleta desde los once metros. Por fin, otro triunfo; por fin otra vez la portería a cero; y, por fin, la confianza empieza a llenar la mochila.
Sin tiempo para celebrar lo logrado, llega el momento de pensar en el próximo compromiso, el último de 2017. El Zaragoza espera este martes (21,00 horas) en Zorrilla.
