¿Qué defensa no sueña, en algún partido, poder sentirse delantero? ¿Marcar ese tanto decisivo que de los tres puntos a los suyos? Antoñito ha saboreado esta temporada las mieles del gol. Y lo ha hecho en dos ocasiones, destapando su faceta ofensiva como nunca antes había sucedido en su trayectoria.
El debut en Primera del lateral derecho ha sido sinónimo de solidez defensiva, pero también de puñal por la banda. Disfrutó de sus primeros minutos en la jornada seis y, en la nueve, ante el Betis, fue el autor de ese solitario gol que valió la victoria en el Benito Villamarín. Se incorporó por la derecha, al espacio, Toni Villa lo vio, pase elevado hacia el interior del área y el sevillano, de primeras, acomodando el balón con el interior según caía del cielo, marcó.
No era un gol cualquiera. No solo por su valor en puntos, sino porque habían pasado más de dos años desde su última diana, su única en sus cuatro años en Segunda División, aquel 6 de febrero de 2016 en el Carlos Belmonte. Lo marcó con el Albacete, donde estuvo dos temporadas. Y aunque su paso por el Córdoba fue prolijo en minutos, al igual que la pasada campaña en el Real Valladolid, su reencuentro con el gol se había hecho esperar.
Este domingo, en Anoeta, el natural de Herrera volvió a enseñar su voracidad cerca del área rival. Engañó a Moyá con un autopase y culminó desde fuera del área para hacer el 0-2 de los suyos. Con este gol se acerca a sus mejores registros anotadores, los que cosechó en 2ªB, primero en las filas del Poli Ejido (con tres goles por temporada en la 08-09 y 09-10) y después con el Écija cuando, en la 12-13, logró cuatro tantos, hasta ahora su récord.
A sus 30 años, Antoñito ya acumula 678 minutos en LaLiga Santander y sus goles han servido para situar al Real Valladolid en una posición cómoda de la tabla en este primer tramo de campeonato.
