El Real Valladolid Promesas se encuentra en la recta final de la primera fase del curso, en la que pelea por acabar entre los tres primeros, lo cual le permitiría disputar el playoff de ascenso esta temporada y le clasificaría para la nueva Primera División RFEF, que se estrenará la próxima campaña. Así, el filial blanquivioleta trabaja para lograr el mejor puesto posible, para lo que está “muy metido y concentrado”, tal y como afirma Raúl Uche Rubio (Madrid, 08-10-1997).
El delantero se reencontró con el gol el pasado domingo frente al CD Numancia, al cabecear a la red un buen centro de Dali. El tanto supuso el quinto en su cuenta particular, lo que le mantiene como pichichi blanquivioleta. Una circunstancia que tiene más valor todavía debido a una lesión que le cortó la racha en la tercera jornada contra el CD Covadonga, tras su cuarta diana. “Justo metí un doblete ese partido y me lesioné en el gol. No sabía la magnitud de la lesión. Pensaba que en dos o tres semanas iba a volver, pero estuve dos meses y medio”, lamenta.
Aunque el ariete saca la parte positiva de todo ese tiempo, reconoce que en su momento “fue un golpe duro”. “Estuve un poco jodido porque parecía que la lesión no avanzaba. Al final tuve un poco de suerte porque no se jugaron tantos partidos y no me perdí tanto”, comenta. Regresó en el partido ante el Sporting B y cuatro después volvió a encontrar el gol, una situación que le dejó “sensaciones buenísimas”. “Volver a marcar es la gloria de volver a jugar”, asegura.
Vivió el periodo de lesión “con muchos nervios” por no poder ayudar a sus compañeros en el terreno de juego. “Siempre tengo más fuera que jugando dentro con la tensión. No me gustó nada la sensación”, señala ahora entre risas.
Temporada rara y corta
Superado el bache, Uche ya ha vuelto a aportar su granito de arena con su quinto gol en los 400 minutos que acumula -una media de un tanto cada 80 minutos- repartidos en 9 partidos. En su vuelta afirma ver al equipo “muy metido, como un grupo”. “Creo que lo podemos sacar si seguimos así. Quedan tres partidos y sabemos lo que tenemos que hacer para meternos entre los tres primeros. Salir muy metidos e ir a ganar, sobre todo. Necesitamos los tres puntos porque hace varias jornadas que no los conseguimos, aunque llevamos dos sin perder. Lo importante es sumar y que el resto no lo haga”, explica.
Sobre todo, en una temporada a la que cataloga como “rara y corta”, en la que “cualquier partido es una final desde el principio, porque pierdes puntos y ya lo estás lamentando”. Pese a las circunstancias, el madrileño reconoce que disputar la fase de ascenso a Segunda sería una gran noticia para el filial blanquivioleta, algo que ya hizo el pasado curso: “Fue muy bonito jugarlo. Todos los años que se pueda es porque va bien la cosa”.
