Un espíritu indómito

Cuarenta y un puntos. Cuatro por encima del descenso. Permanencia gozosamente celebrada en Vallecas, primero, y en Zorrilla después tras el último duelo liguero ante el Valencia. El Real Valladolid alcanzó el objetivo de mantenerse una semana antes del término de un campeonato en el que partía, a priori, con peores mimbres que el resto. Eso sí, muchas de las estadísticas que se extrapolan al término de este curso abrazan una de las claves del éxito: un espíritu irreductible.

Sumó 10 victorias y 11 empates por 17 derrotas para, de este modo, amasar los 41 puntos que le han permitido eludir el descenso. Un bagaje que, separado entre casa y fuera, se nivela, sobre todo gracias al buen papel del equipo en Zorrilla en los últimos partidos. Al calor de su hinchada sumo 5 victorias y 5 empates por 9 derrotas, mientras que, a domicilio, obtuvo un punto más (5 victorias, 6 empates y 8 derrotas). Algo similar ocurre si se diferencian los balances anotadores, pues el Real Valladolid anotó los mismos goles tanto en casa como fuera (16) y encajó un tanto más lejos de Zorrilla.

Mejoró sus prestaciones como local cuando más lo necesitaba, aupado por el apoyo incondicional de la afición, clave también para lograr el objetivo de la permanencia tras sumar 32 goles y encajar 51. En este sentido, ha sido el equipo de la Liga que menos goles ha marcado. No obstante, ha encajado menos tantos que otros siete equipos del campeonato, lo que habla muy bien de su capacidad defensiva y lo bien que ha rentabilizado sus goles, marcados por 15 jugadores diferentes de la plantilla.

No se dio por vencido y el 29,2 por ciento de sus puntos (12) los obtuvo tras empezar perdiendo: Ante el Celta en Balaídos (3-3), Espanyol en Zorrilla (1-1), Athletic (1-1) en San Mamés, Valencia en Mestalla (1-1), Celta en Zorrilla (1-2), Eibar en Ipurúa (1-2), Getafe en Zorrilla (2-2) y frente al Alavés en Mendizorroza (2-2).

Incluso, el Real Valladolid ha sido capaz de rescatar hasta seis puntos en el descuento, el 14 por ciento del total que ha sumado. Ocurrió en aquel empate a tres ante el Celta en Balaídos, en el partido en Zorrilla ante el Espanyol (1-1), ante el Athletic Club en San Mamés y en la catártica victoria ante el Eibar en Ipurúa (1-2).

Cierto es que también han sido varias los mazazos recibidos por los hombres de Sergio González en el tiempo de prolongación, como ante el Alavés (0-1) o el Getafe (2-2), ambos en casa, pero el equipo supo resurgir de sus cenizas y sellar la permanencia con los triunfos ante Girona, Athletic Club y Rayo Vallecano antes de alcanzar la última jornada.

Últimas victorias de las diez que el Real Valladolid ha celebrado a lo largo de la temporada. Todas ellas llegadas trabajadas a más no poder, ya que las diez se obtuvieron por la mínima renta. En lo que a derrotas se refiere, el 47 por ciento de las que ha sufrido han sido por más de un gol (8 de 17).

Se podría profundizar más sobre los datos acumulados por el plantel de Sergio González, el cual, a pesar de encontrarse con muchas piedras en el camino, consiguió regatearlas y mantenerse en Primera tras una campaña en la que únicamente se vio en puestos de descenso en 5 de las 38 jornadas celebradas. Quería quedarse y se queda.