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1-1: El Pucela se frena ante el Osasuna

El Real Valladolid se puso por delante con un gol en propia puerta del equipo navarro, que consiguió empatar y tuvo la victoria en la última jugada del partido

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Frenazo en seco. Osasuna detuvo bruscamente este domingo las aspiraciones de ascenso directo del Pucela al arrancar un justo empate (1-1) en el Estadio José Zorrilla. Justo porque el Real Valladolid no cuajó un buen partido y su dominio fue tan estéril que para marcar tuvo que ser Flaño quien se marcara el tanto en propia puerta, y porque Osasuna, más allá de su seriedad defensiva y un trabajo incansable, no tuvo muchos argumentos ofensivos para aprovechar el juego deslavazado de los vallisoletanos.

En cualquier caso, con lo que tiene en estos momentos, el equipo navarro estuvo a punto de llevarse los tres puntos para Pamplona porque en la última jugada del partido Nino reventó el balón contra el larguero y después, en el campo, dio la impresión de que el esférico podía haber sobrepasado la línea de gol. En cualquier caso, el remate de Nino convirtió el balón en un obús y para los jueces apreciar si el esférico entró o no entró en la portería de Javi Varas fue imposible. Un gol -no gol en este caso- fantasma de manual.

Desde el punto de vista blanquivioleta que el balón entrara o no entrara, diera gol o no diera gol, empatara o perdiera en la última jugada, no tiene mayor alcance para sus objetivos. Al Pucela solo le valía la victoria. Para el Osasuna, por supuesto, de ganar a empatar, hoy hay la misma diferencia de comer a ver comer. La televisión y el tiempo dictaminará la importancia final de la jugada para el Club Atlético Osasuna y, en caso de que el balón de Nino entrara, si fue una anécdota y una acción decisiva.

Para el Real Valladolid el partido de Osasuna supone un jarro de agua congelada tanto por el resultado como por la forma en la que se desarrolló el partido, en el que el Pucela nunca se encontró a gusto en campo. El Real Valladolid caminó a tirones, a trompicones, a impulsos individuales sin avances. En definitiva, el Pucela se caló. Y cuando el Osasuna le ayudó a arrancar al marcarse el gol en propia puerta en el minuto 72, tan solo cuatro minutos más tarde, el navarro Miguel Flaño, protagonista desgraciado para su equipo al desviar involuntariamente un centro de Óscar Díaz, se encargó de poner el empate con un testarazo a la salida de una falta lateral.

En el último cuarto de hora, con un Real Valladolid desconocido que terminó con Mojica como lateral zurdo y Hernán Pérez como lateral derecho en un intento desesperado de acumular jugadores atacantes en el terreno de juego, el partido se convirtió en un cara o cruz. Lo curioso es que para el Real Valladolid salió cruz, aunque para Osasuna, si el remate de Nino entró en la portería, el árbitro no vio la cara.

Sin mucho tiempo para la recuperación física y mental, el Real Valladolid jugará este martes, a partir de las 21 horas, en el Mini Estadi de Barcelona ante el filial azulgrana, aunque es tiempo de digerir el presente y pensar en el futuro en forma de playoff.