El Real Valladolid perdió terreno en la cuesta arriba en la que se encuentra. El pasado fin de semana, en Pamplona, dejó muestras de que podía haber arrancado, pero ante el Mallorca la maquinaria blanquivioleta se caló se nuevo y el conjunto bermellón se llevó tres puntos muy importantes.
La derrota es un duro mazazo para el Pucela porque no dejó buenas sensaciones en el campo. O dicho de otra forma, porque el Mallorca fue mejor equipo. Pero siendo peor que el Mallorca, los destinos del fútbol muchas veces son inescrutables, y la realidad es que se puso por delante nada más comenzar el segundo tiempo con un gol de Bueno, que nació del único remate a puerta del Real Valladolid hasta ese momento, obra de Del Horno, que no atajó Aouate y permitió que Keko, tras cazar el rechace y recortar el defensa, regalara el remate al mediapunta madrileño, que en la primera parte había tenido como acompañante a un desafortunado Manucho y en la segunda a Diego Costa, que salió por el angoleño en el descanso, como lo hizo Lázaro por Sesma.
Con 0-1 el Real Valladolid consiguió lo difícil, que era ponerse por delante después de que hasta ese momento el Mallorca había sido superior a los vallisoletanos en todas las líneas del campo. Pero la historia en Zorrilla no es nueva: tras ponerse por delante, no es capaz de amarrar la victoria. Es una sensación descorazonadora, que lastra a los vallisoletanos.
Fotografía (Gonzalo Martín): Bueno, tras marcar el primer gol del partido.
Esta vez, tras el gol, el Pucela se hizo fuerte y aunque el Mallorca siguió empujando, tampoco creó mucho peligro, más allá de un centro-chut de Mario Suárez que se envenenó hasta botar sobre el larguero. Y el Real Valladolid tampoco supo sentenciarlo en esos minutos de máxima igualdad, en sus mejores minutos del partido, porque en defensa no estaba haciendo concesiones (que no quiere decir que no tuviera problemas porque el Mallorca juega muy bien al fútbol), en el centro del campo tenía más fuerza con la entrada de Lázaro por Sesma y arriba más sensación de peligro con Diego Costa, aunque el brasileño no estuviera en su mejor momento.
La debacle comenzó en el minuto 69, en un córner. El Real Valladolid estaba defendiendo bien las jugadas a balón parado, pero Borja se resbaló y el balón fue a parar precisamente a la cabeza del jugador al que estaba vigilando, el central Rubén, que cabeceó a placer a la red desde el punto de penalti.
El 1-1 fundió los plomos en Zorrilla, tanto en el campo como en la grada. Bueno, en el minuto 72, estuvo a punto de volver a dar la luz con un disparo seco que se fue rozando el palo, pero el Mallorca, como un equipo cuajado, listo y que sabe de memoria a lo que juega, poco a poco olió la sangre y se fue a por el partido, hasta que metió el segundo tanto, obra de Julio Álvarez, que recogió un pase de Webó desde el extremo zurdo, penetró, se plantó ante Justo Villar y marcó por encima del paraguayo.
La reacción local fue baldía. Con Diego Costa apagado, sólo a balón parado estuvo a punto de empatar con un cabezazo de César Arzo en una falta lateral botada al segundo palo por Baraja. Aouate, que tuvo un partido muy tranquilo, salvó el empate.
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Fotografías (G. Martín). En Portada: Sesma lamenta no haber llegado a rematar la mejor ocasión vallisoletana en la primera parte, en el minuto 34; antes, Castro con un tiro al palo y Aduriz, en un remate que sacó Villar, tuvieron dos buenas ocasiones para el Mallorca antes del descanso. Arriba: Keko volvió a ser uno de los mejores jugadores del Pucela.