El Real Valladolid tendrá que esperar una semana más para salir del bache en el que se ha metido, acumulando ya seis jornadas sin ganar. Esta tarde en Zorrilla empató a dos goles con el C.D. Tenerife después de tener todo a su favor para ganar, puesto que a cuatro minutos del final estaba con ventaja en el marcador, pero instalado en un estado de intranquilidad que le pesa como una losa, vio como su rival le igualaba.
El Pucela necesita tanto una victoria para salir de la depresión, que cada jornada que no lo consigue se autodestruye un poco más. Ante el Tenerife salió dubitativo y ni el gol de Óscar en el minuto 9 le dio tranquilidad, puesto que la jugada siguiente, de un balón centrado al segundo palo que no pudo despejar la defensa ni atajar Justo Villar, que debutó en la portería esta temporada, acabó en el empate a uno.
Nauzet sacó al equipo del desánimo en el minuto 26, al ejecutar con maestría una falta directa a la cruceta, que en su caída golpeó en Aragoneses y se convirtió en el 2-1. Pero a pesar de ir por delante, el Tenerife, colista de la categoría, se mostraba más alegre, con más chispa, como si el recuerdo de lo que pasó ante el Numancia le encogiera el alma a los blanquivioleta.
Óscar volvió a la titularidad y marcó el primer gol del partido.
En cualquier caso, el Tenerife tocó bien el balón en el centro del campo, pero tampoco encontró la tecla para romper la defensa vallisoletana y poner en apuros a Justo Villar.
El Real Valladolid sólo se soltó la melena mediada la segunda mitad, cuando encadenó unos minutos de velocidad, verticalidad y precisión, con dos llegadas mortales por banda que debieron darle el tercer gol y el partido. Pero si cuando todo va bien la suerte sonríe, cuando todo va mal, la suerte te echa una mano al cuello. En el minuto 66 Jofre puso un balón de oro y en dos cabezazos a bocajarro el gol no llegó. En el segundo de ellos dio la impresión de que el balón traspasaba la línea, pero el árbitro y el juez de línea dieron por bueno el despeje de Aragoneses bajo palos, sacando el balón como gato luchando por su vida panza arriba.
Y poco después, Óscar cabeceó un centro de Barragán tras una jugada impresionante de potencia del lateral derecho sevillano, pero Aragoneses detuvo el balón, esta vez sí, en la misma línea.
Jofre tuvo en este cabezazo el tercer gol vallisoletano tras un centro de Óscar, que había realizado un control espectacular en el centro del campo.
Pero el fantasma, lo que se dice fantasma, no fue el gol de Javi Guerra que no subió al marcador, sino el que se apareció en Zorrilla a cuatro minutos del final. Fue el fantasma del Numancia. El partido estaba bastante controlado por la falta de chispa en el último cuarto del campo del Tenerife, pero en una falta lateral, Iriome cabeceó el centro de Julio Álvarez, como en el último partido en Zorrilla Barquero había fulminado al Pucela a centro de Nagore. Fue el 2-2.
El bache sigue. Sólo falta un empujón para salir de él, pero cuando tiene un pie fuera, el Pucela vuelve a caer. Tendrá que ser el sábado en Tarragona.
Álvaro Rubio vio la quinta amarilla y no podrá jugar en Tarragona.
Fotografías (Gonzalo Martín).