Borja Fernández cumple este lunes 38 años. El orensano puede presumir de ser, por detrás de Camacho (SD Huesca), el segundo jugador más veterano de la Primera División y, además, está a tiro de piedra de convertirse en el futbolista con más edad que ha vestido la blanquivioleta en la máxima categoría del fútbol nacional.
El récord lo ostenta el cancerbero Alberto López, quien en febrero de 2008 jugó en Zorrilla ante el Valencia con 38 años, 9 meses y 16 días. Por detrás tan solo aparecen el también portero Fenoy (temporada 87/88, 38 años, 7 meses y 18 días), Lesmes I (temporada 60/61, 38 años, 4 meses y 9 días) y Eusebio (temporada 2001/02, 38 años, 1 mes y 22 días).
Borja acumula más de doscientos partidos oficiales con la camiseta del Real Valladolid y es consciente de que se acerca el final de su carrera. Pero no será inmediato. El orensano se ve con fuerza y quiere continuar –“ojalá en el Pucela”- de corto. Con el paso de los años, y por exigencias del guión, ha tenido que modificar y retrasar su posición habitual.
Como es lógico, fuera del terreno de juego ha ganado ascendencia y responsabilidad en el vestuario. Un vestuario que le escucha con atención sabedor de que sus múltiples vivencias pueden servir de ejemplo. No en vano, el centrocampista ha jugado en el Madrid rodeado de estrellas entre las que destacaba el propio Ronaldo, ha vivido dos ascensos a Primera, se ha convertido en un ídolo en la India y, lo que es más importante, ha disfrutado durante el proceso.
Borja sonríe al recordar los buenos momentos en el Real Valladolid pero no quiere anclarse en la melancolía. Su único objetivo es que el Club siga en Primera para, de ese modo, continuar con su proceso de crecimiento de la mano de una afición que presume orgullosa de su sentimiento blanquivioleta después del ascenso de la pasada campaña, en la que el gallego tuvo un papel fundamental. Borja es ya es historia del Pucela, pero no quiere pasar a la historia. No tan pronto.