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Efeméride agria para Mendilibar

El entrenador de Zaldibar cumplió ante el Athletic su partido 50 en Liga a los mandos del Real Valladolid y no lo pudo celebrar con una victoria

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José Luis Mendilibar llegó a orillas de Pisuerga en el verano del año pasado con la difícil tarea de devolver al Real Valladolid a Primera División después de dos campañas paupérrimas en el infierno. Desde el primer momento el vizcaíno se ganó al grupo y al entorno gracias a su discurso y a su trabajo.

La pelea constante, la concentración durante los novena minutos y la fe en sus propias posibilidades situó al equipo rápidamente como uno de los principales favoritos al ascenso. Había miedo de que, como en anteriores ocasiones, llegase el bajón a mitad de temporada, pero nada más lejos de la realidad. El Real Valladolid fue fiel a los principios inculcados por su entrenador y supo mantener el hambre para conseguir regresar a Primera División el 22 de abril en Tenerife. Y lo hizo como campeón y batiendo el récord de puntos y el de encuentros sin perder consecutivos. Casi nada.

De vuelta en Primera, cuerpo técnico, jugadores y entorno tenían claro que la manera de conseguir la permanencia era seguir las mismas premisas que hicieron grande al equipo en Segunda. Las actuaciones en los primeros encuentros de la temporada, ante conjuntos como Espanyol, Valencia, Deportivo y Real Madrid, supuso un espaldarazo para un vestuario que cree firmemente en su trabajo.

Verlos entrenar es la mejor garantía de que, tarde o temprano, los resultados tienen que llegar. La intensidad que derrochan en cada jugada, en cada pelea por el balón, borra de un plumazo los fantasmas de épocas pasadas de cuyo nombre preferimos no acordarnos. Las cuatro derrotas consecutivas han dolido, y de qué manera, a un vestuario acostumbrado a ganarlo todo hasta no hace tanto. "Tenemos que usar nuestras armas para ganar", el camino está claro.

A pesar de la mala racha encadenada por los blanquivioletas, los números de Mendilibar en Liga aún quitan el hipo. 27 partidos ganados, 11 perdidos, 12 empatados, 79 goles a favor y 52 en contra. Pero más allá de las cifras, lo verdaderamente importante es que la unión del vestuario y la fe en su entrenador son inquebrantables.

Y el apoyo no sólo es de sus subordinados. Sus superiores también creen en Mendilibar ciegamente, hasta el punto de que en los próximos días el Club anunciará la renovación del técnico, que ampliará el contrato que ahora une a ambas partes hasta final de esta temporada.

Fotografías (Juan Carlos Maceras)