¿Cómo transmitir a alguien de fuera qué significa Valladolid? ¿Cómo resumir el sentimiento eterno de ser del Pucela? Ese era el reto, que los nuevos jugadores blanquivioleta tomen conciencia de la provincia y el Club al que han llegado, de la Historia, de la afición, de la forma de ser de los castellanos, de los deseos de quienes llevan en el corazón al Real Valladolid. Y, para transmitir ese respeto, ese arraigo, la ‘Academia Pucela’ ha reunido en el Archivo Municipal a voces más que autorizadas para traspasar a los nuevos futbolistas esa pasión.
En un escenario que custodia la memoria de la ciudad desde el siglo XII, cuatro maestros y cuatro alumnos conversaron sobre pasado, presente y futuro. Trilli, Tomeo, Guilherme y Bueno escucharon con atención a sus profesores: Eusebio Sacristán, Carmen Reol, Borja Lara y Mar Coria.
El deseo es común, volver a ver al Real Valladolid en Primera. Lo expresaron los cuatro y lo condensó Lara, prometedor exfutbolista blanquivioleta -participó en el ansiado ascenso de la 1979-80- al que una lesión le apartó del fútbol, pero que gracias a sus estudios se labró una exitosa carrera que le llevó a dirigir la Fundación Municipal de Deportes durante 37 años. “El faro del deporte vallisoletano es el Real Valladolid, y ahí está vuestra responsabilidad, llevar a este equipo a Primera. Tendréis momentos malos, la liga es demasiado larga, pero con pelea, ilusión y trabajo se puede conseguir. La ciudad lo merece y Valladolid os lo agradecerá” expuso, completando con la “ilusión que se percibe en la calle” por el equipo y ese anhelo común de no solo ascender sino “consolidar al equipo en Primera, llevamos años que parecemos equipo ascensor y la gente quiere clavar al equipo en Primera, aunque sea mitad de tabla, con esfuerzo y sacrificio, porque eso además genera para la ciudad muchos elementos positivos”.
La afición, el pilar que sostiene todo
Esa ilusión es una semilla que germina en toda la provincia. Porque para entender qué es Valladolid es fundamental entender cómo son sus gentes, ese carácter castellano, la forma de ser de una afición que exige y a la vez es muy agradecida. De la grada sabe mucho Carmen Reol, abonada número 2 del Club, presente en Zorrilla desde 1946, ahí es nada. Ella pide a los jugadores “que luchéis y no seáis pasotas, eso es lo peor; aunque no entren los goles, pero que se vea que tenéis interés por el equipo que habéis fichado, que no es uno cualquiera”, subrayó con rotundidad.
A esa desarrollada descripción sobre el carácter castellano añadió adjetivos Borja Lara acerca de una afición “que es tranquila, anima a su equipo cuando tiene que animarlo y se desespera cuando la situación es desesperante”. Y completó con perspectiva Mar Coria, quien trabaja en el Club desde hace 37 años, abonada desde entonces, año 1988: “El vallisoletano por sí es exigente, no solo en el fútbol. Y también tenemos esa cosa de ser un poco secos. El aplauso cuesta, pero si ven voluntad del futbolista, lucha, garra, que lo dais todo, la afición también va a dar su parte y estar con vosotros. Vais a tener el calor de la afición, que tiene muchas ganas de veros luchar, y si estamos por arriba en la tabla cada jornada va a ser muy bonita, os van a dar apoyo”.
Una afición blanquivioleta que, destacó Coria, ha crecido mucho en los últimos años. “Antes, aunque estuviéramos en Primera, no se subía de un número determinado de socios. Ahora llevamos unos años que se hacen muchísimos. La gente viene al fútbol, lo disfruta, protesta, anima, aplaude, canta y disfruta el momento, pero las derrotas no gustan, el triunfo da alegría. El que venga al campo un número tan grande de personas es un triunfo”.
Una ciudad que sueña junto a su equipo
Porque, aunque es una obviedad siempre es necesario recordarlo, el Real Valladolid es mucho más que simplemente el equipo de fútbol. Borja Lara lo desgranó con sencillez argumentando que “tiene el intangible de la repercusión mundial y el tangible de la economía, la ciudad se posiciona turísticamente y es importante”. Se trata de un Club que es motor de la ciudad y la provincia, que vive de su afición pero que intenta devolver a toda la provincia, multiplicado, ese cariño.
El Pucela es esa energía, esa esperanza y ese sueño compartido. “Muchos aficionados en la provincia están súper entregados, ha habido momentos difíciles esta temporada pero ahora volvemos a confiar, que os entreguéis al máximo y conseguir ese objetivo importante que tenemos todos en Valladolid” comentó Eusebio Sacristán, quien también a través de su Fundación sigue demostrando lo fundamental que es trabajar por y para las personas que viven en Valladolid. “Ojalá este año nos podáis hacer soñar a todos y hacer disfrutar a la gente, que va a tener el corazón violeta muy contento” añadió Mar Coria, con esa esperanza que todos tenemos.
Sobre la ciudad hablaron, con el amor de quien hunde bien profundo sus raíces en esta tierra, Carmen Reol y Borja Lara. “Es muy bonita y acogedora” sintetizó la primera, y concluyó el segundo que “vais a encontrar una vida agradable, una ciudad media, sin los agobios de la gran capital pero con un poco de todo, vida cultural y deportiva, aquí os vais a sentir tranquilos”, transmitiendo a los cuatro alumnos que, atentos, participativos, escucharon y compartieron dudas uno por uno con sus profesores en esta asignatura troncal de pasión y sentimiento local; con la voluntad de quien quiere empaparse de su entorno y sentirse un pucelano más.
Determinación, el camino hacia el éxito
Trilli, Tomeo, Guilherme y Bueno van a ser parte de una plantilla que busca levantar al Pucela después de un fracaso, de una decepción, de haber caído. Sobre levantarse y reponerse pueden sentar cátedra tanto Eusebio Sacristán como Borja Lara, quienes compartieron sus historias con los jóvenes jugadores.
“Tuve un accidente grave, estuve para morir o seguir viviendo, seguí pero volví muy tocado. He estado luchando por recuperarme” se abrió Eusebio, quien en diciembre de 2020 sufrió un grave traumatismo tras una caída que le llevó a estar tres semanas en coma y a perder parte de sus recuerdos, los de un futbolista nacido en La Seca que debutó con 15 años en el Real Valladolid, ha jugado 19 temporadas en Primera (nueve como blanquivioleta) y llegó a levantar la Champions con el Barça.
Una historia que habla de superación, un mensaje conmovedor sobre la fe y la fuerza de voluntad. Como el de Lara, quien “salté del equipo de mi colegio al Valladolid juvenil, y en noviembre aquel año (1976) debuté con el primer equipo, en Segunda; en la temporada 79-80 conseguí la máxima ilusión de mi vida, subir a Primera con el equipo de mi ciudad”. Pero a quien el destino le deparaba otro camino, ya que “tuve que dejarlo en el año 82, por una lesión, me operaron cuatro veces de rodilla. Como compaginé fútbol y estudios me dediqué a los estudios”.
“Hay momentos en los que te puedes venir abajo pero si sigues a por ello, con determinación, que es confiar en ello, aunque haya dificultades lo vas a conseguir” les confió Eusebio a los cuatro futbolistas, para que Borja Lara pusiera el broche a una conversación cargada de simbolismo: “Os invito a que tengáis esa determinación para tener el éxito que todos los vallisoletanos deseamos, que el equipo retorne a Primera División”.
Ahí quedó el poderoso mensaje. Entre los muros de la reconstruida iglesia de San Agustín, junto a los documentos que registran cuánto ha acontecido en Valladolid a lo largo de los últimos 900 años, dando vida y actividad a ciudadanos y empresas que la han habitado. Una Historia para poner en valor.