Domingo a las tres y media de la tarde. Nadie en Valladolid ni en León desconocía ese horario. El 21 de octubre se esperaba con ilusión tanto en Castilla La Vieja como en León, como se conocían a las regiones vecinas en aquel 1928 en el que ambos equipos, Real Valladolid y Cultural Leonesa, jugaban no solo por el campeonato sino por “representar la supremacía del fútbol castellano-leonés”.
Así lo escribían los relatos de la época. Una España que vivía la dictadura de Miguel Primo de Rivera, bajo el reinado de Alfonso XIII. Donde aún resonaba la traumática derrota en Annual de 1921. Un país que, en aquellos últimos años de una década convulsa -como casi todas en la primera mitad del siglo XX-, se miraba por primera vez como posible potencia turística. Y un Valladolid que solo unos meses antes de ese octubre había alumbrado al que fue, es y será uno de sus máximos representantes, el Real Valladolid Deportivo, fruto de la fusión entre Real Unión Deportiva y Club Deportivo Español.
El Campo de la Sociedad Taurina, en el Paseo de Zorrilla, concentraban a la afición. En aquel octubre los blanquivioleta disputaron sus primeros partidos oficiales, en el marco del Campeonato Regional. El primero, con goleada ante el Burgos. El segundo, derbi local frente a la UD Ferroviaria. Y en el tercero se recibía, por primera vez, a la Cultural Leonesa. Un evento que levantó muchísima expectación.
Trenes especiales y recibimiento a la afición
Los periódicos hablaban de este partido como “el de la máxima emoción”, un encuentro “de fuerzas equilibradas, poseídas de la más elevada moral” que resultaba “de máximo interés” y que “revestirá caracteres de verdadero acontecimiento en el mundo deportivo”.
Para presenciar este duelo, desde León se desplazaron, en trenes especiales, entre 400 y 500 aficionados, acompañados de autoridades y de los propios deportistas. A su llegada a la estación, prevista a las 12.30 horas, esperaban representantes de la federación y del Real Valladolid. Tal era la ilusión por este duelo que, desde el Club blanquivioleta, se pidió a la afición local que acudiera también a la estación “para recibir como se merecen a los distinguidos aficionados que nos vienen a honrar con su visita”. Esta respondió, y esperó a los seguidores leoneses para acogerlos con cariño.
Sin duda eran otros tiempos, alejados de la actual confrontación regional surgida a raíz de la división territorial de 1983, crispación que ha marcado los poquísimos duelos en los que han coincidido vallisoletanos y leoneses desde entonces.
Los dos favoritos al título
Lo cierto es que, a pesar de ser solo el inicio de este Campeonato Regional, vallisoletanos y leoneses ya se perfilaban como los principales favoritos al título en una liguilla que formaban junto a la UD Burgos, la UD Ferroviaria y la UD Española Salamanca. De ahí que la trascendencia del partido fue mayor.
La Cultural, fundada en 1923, llegaba como vigente campeón regional. Y el Real Valladolid nacía con vocación de grandeza. Así, el 21 de octubre de 1928 rodaba el balón, con la señorita Pilar Sánchez Huertas, de “aristocrática y conocidísima familia vallisoletana” nombrada “bella madrina” del choque.
La victoria se quedó en casa. Se presumía un duelo de nivel pero deparó en uno que, recuerdan desde las páginas del Diario Regional, “no merezca registrarse en los anales del fútbol ya que no estuvieron ni uno ni otro equipo a la altura de sus componentes”. Aunque, apuntan las crónicas de El Norte de Castilla, sí hubo pasión, tensión y emoción, un partido destacado “por la pugna y entusiasmo que en vencer ponían los equipos locales y el leonés”.
Los goles de Pipi y Evaristo fijaron un 2-1 que, en opinión de los críticos locales, se quedó escaso para una victoria justa de los vallisoletanos. “Competido en muchos momentos, interesante siempre por el brio y la voluntad codiciosa que ambos bandos ponían en la lucha. Bien jugado en algunos momentos; pero en general no predominó la técnica. La nerviosidad y el ardor oscurecían aquellos destellos y ráfagas de buen fútbol que la delantera vallisoletana y las parejas de zagueros de uno y otro equipo nos ofrecieron en el transcurso del encuentro”, relatan las páginas de El Norte del día 23.
Para el recuerdo, los once iniciales de ambos conjuntos. Por el Pucela formaron Arana; Garrote, Martín; Orúe, Sarralde, Echevarría; E. San Miguel, P. San Miguel, Sáinz, Pipi y López, y por los leones jugaron de inicio Sion; Cayetano, Pepín; Isidro, Moro, Sion II; Pantaleón, Vázquez, Colina, Chaco y Cachán.
Un duelo mano a mano
Con el Pucela invicto, el Campeonato Regional avanzó en los meses de otoño. Con el húngaro Esteban Platko como entrenador, una figura relevante en la historia blanquivioleta, los castellanos se deshicieron con facilidad del Salamanca, la Ferroviaria y el Burgos, en sendas goleadas. El mismo camino que siguió la Cultural.
León albergó, el domingo 2 de diciembre, el partido que podía ser decisivo. Los dos equipos más fuertes se citaban para el desenlace. De ganar el Real Valladolid, suyo sería el campeonato, en su primera participación. De ganar la Cultural, sería necesario un encuentro de desempate, ya que por entonces no aplicaban reglas de diferencia de goles.
Allí los locales se hicieron más fuertes y el resultado fue de 4-1, con gol de Pipi para los visitantes. Todo a pesar del masivo desplazamiento de aficionados vallisoletanos, más de un millar que también llegaron en trenes especiales y fueron acogidos con el mismo cariño por la población leonesa. Tocaba decidir al campeón fuera de León, fuera de Castilla la Vieja. El match se libraría en Castilla la Nueva.
Allí, en Madrid, un 5 de diciembre de 1928, Cultural Leonesa y Real Valladolid decidirían campeón regional. La balanza cayó para los de León en un apretadísimo partido que finalizó 4-3 y que, entre los cronistas vallisoletanos, dejó la sensación de que el Pucela “mereció triunfar”.
Trayectoria histórica
A partir de aquel Campeonato Regional, el Real Valladolid y la Cultural Leonesa evolucionarían por separado a lo largo de las décadas, conectándose solo en momentos concretos.
La temporada 1928-29 ambos jugaron en Segunda División, categoría en la que ambos volverían a encontrarse en la 1941-42, durante tres temporadas consecutivas. Después, a pinceladas, a suspiros aislados, hubo un duelo vallisoletano-leonés en la década de los 50 (el único en Primera División), otro en los 60, varios en los 70 y, en liga (hubo varios enfrentamientos en Copa del Rey), se produjo un salto enorme con la llegada de la Democracia que hizo que Real Valladolid y Cultural Leonesa no se volvieran a encontrar hasta el año 2017.
Así que el de este domingo, en Zorrilla, será el segundo duelo liguero en Democracia entre ambos contendientes, que vuelven a coincidir en Segunda División tantas décadas después, con los nietos, bisnietos y tataranietos de quienes hace casi cien años se recibieron en las estaciones de tren de Valladolid y León ante la expectación por unos duelos trepidantes.