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Hoy recordamos a... Eusebio Ríos

El vasco jugó diez temporadas para el Betis y, como entrenador, sacó al Real Valladolid del ostracismo de Segunda para dar inicio a la etapa histórica más boyante del Club

Hay personas que, a pesar de tener un paso breve por los sitios, dejan un poso enorme. Fue el caso de aquel entrenador vizcaíno que, con 44 años, llegó al Viejo Zorrilla para coger las riendas de un Real Valladolid errante en la Segunda División.

La trayectoria de Eusebio Ríos Fernández muestra a una persona que, gracias al fútbol, recorrió de norte a sur la geografía española. Uno de esos ‘clásicos’ del deporte patrio cuyo currículo se ve sazonado por grandes triunfos, pero también por fracasos. Una persona, no obstante, muy querida en el Betis e importante para el Pucela.

Nació en la previa de un momento negro, el 30 de marzo de 1935. Sus primeros pasos futbolísticos los dio en Galindo y Ortuela, en la periferia de su Portugalete natal, y debutó en Segunda División con 21 años con el Indautxu, que prácticamente estrenaba categoría. En aquel equipo de Bilbao jugó dos años antes de dar el gran salto al que sería, a partir de entonces, su segundo hogar.

En el Betis desarrolló su carrera deportiva. Diez temporadas en las que fue un jugador importante, un defensor sólido y una persona de club. Con los andaluces descendió a Segunda, subió el curso siguiente, y volvió a bajar en la 67-68 en la que fue su última temporada en la élite.

 

Prolija carrera como entrenador
“Es una institución en el Betis. Un jugador muy querido por su honestidad, de los pesos pesados del vestuario, con una personalidad muy grande” recuerda Luis Miguel Gail, emblema del Pucela y que estuvo a sus órdenes tanto en Valladolid como en el club verdiblanco.

Fue en 1972 cuando Ríos arranca en Baracaldo su periplo como técnico, un viaje que, cual montaña rusa, tuvo sus momentos de euforia y sus sinsabores. Cuatro descensos y cuatro ascensos -con matices, ya que varios años fue cesado antes de finalizar el curso-, y un título de Liga en Segunda, dan forma a su palmarés tras su paso por Recreativo de Huelva, Real Valladolid, Murcia, Deportivo de la Coruña, Betis y Rayo Vallecano.

A la ciudad del Pisuerga llegó en 1979. El Pucela deambulaba por aquel entonces en la categoría de plata, con varios años que rozó el ascenso y otros muchos grises. Era la decimosexta temporada consecutiva sin pisar en Primera, e incluso el equipo llegó a descender a Tercera (por aquel entonces sin el paso por la 2ªB), donde estuvo un año.

 

Un ascenso que lo cambió todo
En ese contexto Eusebio Ríos asumió el reto. Una llegada continuista, que reforzó el papel de jugadores importantes que ya estaban -y que en la 78-79 a punto estuvieron de ascender-, y dio confianza a otros como Gail, Aparicio y Jorge Alonso.

“Era un hombre adelantado al fútbol de aquella época. Llegó e innovó. Dentro de la seriedad que le caracterizaba, tenía las ideas muy claras de lo que quería de sus jugadores” recupera Gail, quien destaca una de las señas de identidad del míster: “Nos daba mucha libertad para que hiciéramos nuestro fútbol, independientemente de los distintos sistemas de juego”.

Su once tipo aquella temporada estuvo compuesto por Llácer en portería; Sánchez Vallés, Jacquet, Antonio Santos, Aparicio; Moré, Jorge Santos; Gail, Ramírez, José Ramírez, y Rusky. El portero Bebic y los jugadores de campo Toño, Chuchi García, López García y Gratacós también dispusieron de buenos minutos.

El primer partido se saldó con derrota, 3-0 en Granada. Y entonces el Real Valladolid sumó nueve jornadas sin perder, y ocupó el liderato. Fue un curso con idas y venidas, algo irregular, donde por momentos el equipo no lograba arrancar (por ejemplo, en ocho jornadas, de la 11 a la 18, cosechó una sola victoria, tres empates y cuatro derrotas).

Pero, en un impresionante esprín final, logró seis triunfos consecutivos, volvió al primer puesto, y supo mantener sus opciones en un igualado desenlace liguero donde ganar valía dos puntos en lugar de los tres actuales.

Gail fue, esa temporada, el máximo goleador del equipo. Sumó doce dianas, su año más productivo en la faceta anotadora, algo que consiguió gracias “a la responsabilidad que me dio a pesar de mi edad”, 18 años. “En pretemporada yo estaba en Japón, con la Selección, y llegué en el tercer partido, que ganamos 0-5 en Mendizorroza. Yo lanzaba los penaltis, marqué muchos así, y también de cabeza” recuerda el jugador vallisoletano, quien pasados los años mantuvo amistad con el vasco.

Con el objetivo conseguido, Eusebio Ríos se marchó. Siguió su camino y recaló en Murcia, pero en Valladolid dejó su recuerdo como profesional serio, que transmitía confianza. Sobre todo, marcó un cambio de guión, un equipo condenado a la Segunda que recuperó la categoría de honor para comenzar a escribir la que ha sido la etapa más gloriosa en estos 90 años de historia: doce temporadas en la élite, la Copa de la Liga, una final de Copa del Rey y participación en competiciones europeas.

El vizcaíno, una persona “entrañable”, falleció en 2008, con 73 años. Lo hizo en su Portugalete, donde en sus últimos años formó parte de la estructura del Athletic y a donde su hijo, Roberto, llegó convertido en el fichaje más caro del club procedente, precisamente, del Betis.

 

Hoy recordamos a...

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