El Real Valladolid y el Rayo Vallecano decidirán su eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa del Rey en Vallecas tras empatar a cero en la fría noche de este viernes en el Estadio José Zorrilla, en un partido intenso, pero sin mucho brillo.
El partido se movió al ritmo de toque que impuso el equipo madrileño, que, sin la presión de los puntos, trató de mover y mover el balón para intentar desarbolar la presión blanquivioleta. Si en Liga el trabajo defensivo vallisoletano en Vallecas fue muy efectivo, esta noche en Zorrilla –con el césped maltratado por la helada- el Rayo sí consiguió trenzar muchas combinaciones, pero no acertó a doblegar a Jaime, que hizo un gran partido, al evitar el gol madrileño en dos ocasiones muy claras: en el minuto 20 en un mano a mano con Castillo y en el minuto 83 al atajar un remate franco de Larrivey.
Además de salvar dos goles cantados, Jaime dio una gran sensación de seguridad durante toda la noche hasta convertirse en una barrera infranqueable para el Rayo Vallecano, que también creó peligro en los córners con un par de cabezazos venenosos.
Con el balón, el Real Valladolid no encontró una buena salida desde atrás. Nunca estuvo cómodo ante la fuerte presión madrileña en campo contrario, y si en anteriores ocasiones faltó la conexión blanquivioleta en el último cuarto, esta noche no dio con la forma de pisar el terreno contrario con fluidez.
Sin robar balones en la presión, obligado a jugar precipitado por el trabajo defensivo del Rayo e incómodo toda la noche con la dureza del terreno de juego, el Pucela tuvo que recurrir en muchas ocasiones al balón en largo, sin que Osorio y Manucho consiguieran imponerse a los centrales del Rayo Vallecano.
El Real Valladolid solo provocó peligro real para Cobeño en el balón parado, con dos acciones de Manucho, que no atinó a disparar en situaciones claras.
Tras este paréntesis copero, el Pucela tendrá que preparar la visita del Celta el próximo día 16. Después, el 19, Vallecas dictará sentencia en la eliminatoria copera.
Fotografías de Ángel Becerra.