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Portada RV Simancas

Aitana y Mariela, personalidad adolescente

Ambas jugadoras del Real Valladolid Simancas han vivido una experiencia especial con su participación en la Sub17 de CyL al tiempo que siguen su camino hacia la universidad

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"Hasta que no lo sientes no puedes explicarlo, es todo".

El mismo día que el Real Valladolid despedía en Zorrilla una temporada única, inolvidable, a la familia Ruda Lara le sobraron motivos para celebrar. La victoria 4-2 sobre el Albacete aquel 10 de junio de 2007, con el equipo de Mendilibar ya ascendido a Primera desde hacía semanas, era la menor de las preocupaciones para ellos ya que a solo unos kilómetros, en la antigua ubicación del hospital Río Hortega, nacía su hija Aitana, la pequeña de dos hermanos.

Llegada al mundo once meses antes, en un julio de 2006 de ilusión blanquivioleta renovada tras el fichaje del entrenador vasco, la esperaba en la localidad palentina de Venta de Baños Mariela Conde. Era demasiado pronto para saber que los caminos de una y de otra se unirían en plena adolescencia y que ambas compartirían una pasión difícil de explicar, una devoción más bien, que marca su presente y guía su futuro, el fútbol. Y que ha tenido este diciembre un hito más con la convocatoria de ambas para la selección Sub 17 de Castilla y León, con la que han logrado el pase a la siguiente fase del Campeonato de España.

Trayectorias paralelas que las llevaron a encontrarse en el Atlético Laguna en la temporada 2020-21, y ahora en el Real Valladolid Simancas. "Empecé a jugar con cinco años en el Cigales, el equipo de mi pueblo, luego en el alevín del San Pío femenino y luego en el Lince, con Mariela" relata la más joven, Aitana, de 15 años. Ella siempre estuvo ligada a este deporte, muy parecido a su compañera, de 16, que recuerda entre risas que "empecé un poco más tarde, a mi madre no la hacía mucha gracia, me apuntó a voleibol y no funcionó" aunque pronto encontró la senda: "Estuve jugando en Venta de Baños hasta después de la cuarentena, que me fui al Lince con Aitana".

Nervios, alegría, orgullo
Ese sendero por el que avanzan las dos jugadoras, de descubrimiento, de incertidumbre, de novedades, de decisiones importantes, las ha llevado a vivir una experiencia que permanecerá en ellas para siempre. Tras varias semanas de nervios con entrenamientos en Toro, Zamora, que sirvieron para afinar la convocatoria, finalmente Aitana y Mariela, a principio de diciembre, estaban en la lista definitiva para jugar con la Sub 17 de Castilla y León en Tenerife.

"Es un orgullo representar a la comunidad autónoma, y más con tus amigas" apunta la más pequeña. Las amigas aparecen una y otra vez, dando sentido, junto al fútbol, a lo más valioso que un adolescente suele tener. Su gente, la familia que uno elige, en cuya compañía se dibujan las mejores experiencias. Amigas que ya se tienen y otras que se van ganando, ya que apunta Mariela que en el combinado autonómico "juegas con gente que igual no conoces o no has jugado con ellas, que es muy diferente, pero luego te das cuenta que es gente muy afín".

Castilla y León venció a la anfitriona Canarias en su primer partido, perdió contra Madrid el segundo, y quedó clasificada entre las ocho mejores de España. "Con el grupo que nos tocó ni lo soñábamos pero hemos pasado", aseguran, y recuerdan con cariño esa concentración en Tenerife: "Es algo muy íntimo, emociona mucho, los momentos antes de los partidos, la unión entre nosotras, el trabajo de todo el cuerpo técnico para que nosotras tengamos lo mejor posible, y luego las compañeras y personas que te llevas de ahí es súper guay".

Aprendizaje de las veteranas
De vuelta a Pucela las compañeras siguen teniendo un valor muy especial. En este caso, ya que ellas son de las más pequeñas del equipo, en las filas del Real Valladolid Simancas aprenden y se miran en jugadoras más veteranas con las que comparten vestuario. "La relación es muy buena, hermana mayor hermana pequeña, nos tienen súper arropadas" confirma Mariela, y completa Aitana con que "a veces nos vacilan mucho con que somos muy pequeñas, pero nos arropan un montón, aprendemos mucho de ellas". 

Con ese poso que van adquiriendo partido a partido, el césped refleja la imagen de dos futbolistas mucho más maduras de lo que su edad podría indicar. Mariela desde el eje de la zaga, y Aitana creando desde el medio campo, son dos jugadoras que han contado con muchos minutos en este arranque de temporada en la Liga Gonalpi en los cuales han demostrado carácter y personalidad.

Dentro del campo saben bien quienes son, pero fuera no siempre es fácil encontrar las palabras para definirse a una misma cuando tienes 16 años. "La valentía y la personalidad se pueden reflejar fuera del campo" soslaya Aitana. "Creo que la responsabilidad que tomas en unos sitios puede servir en otros" redondea Mariela. Y de esta forma las futbolistas trazan las líneas de las personas que hay una vez descalzadas de las botas de tacos.

¿La preocupación? El día a día
Si hay un momento vital en el que 'carpe diem' cobra más sentido, ese es la adolescencia. Vivir y aprovechar el presente como si mañana no existiera, hacer que cada día cuente. Aprender del error. Y el futuro ya vendrá. Al mismo tiempo, época de contradicciones, es un momento de la vida que filtra lo que está por venir. En su cabeza, preocupaciones como qué opción de estudios elegir, si el esfuerzo tendrá recompensa, ¿y si me equivoco?.

"Hablamos de nuestro día a día, de lo que nos preocupa, nuestras amistades, los estudios, los fines de semana. El fútbol, que es lo que hacemos casi todos los días y lo que más nos gusta, nos une mucho" comparte Aitana sobre las conversaciones que mantiene con sus amigas a diario. A su lado confirma Mariela.

Los estudios y el fútbol van de la mano. Ellas son conscientes de que necesitan organizarse mejor el tiempo para cumplir en los entrenamientos y en las aulas. Para aprobar el examen semanal que es la competición, y los trimestrales que condicionarán su vida lectiva. Mariela, en primero de bachillerato, no tiene claro por dónde tirar. "La fisio me llama la atención", aventura, y expresa su miedo por "meterte a algo que no te llame o que al final no sea lo que pensabas que era". Para Aitana, en cuarto de la ESO, su rumbo es "primero bachiller, y a partir de ahí me llama la atención psicología pero no lo tengo decidido".

"Ojalá dedicarme al fútbol"
Lo que sí tienen claro es que quieren intentar hacer del fútbol su profesión. "Ojalá dedicarme al fútbol", anhela Mariela, clara al asegurar que pretende "compaginar las dos cosas pero llegar lo más alto posible, no me pongo un límite ahora". Esa ambición la comparte, con los pies en la tierra y la ilusión por las nubes, con Aitana, que desea que su trayectoria futbolística "dure muchos años, es lo que más me gusta, que pueda crecer en la medida de lo posible, pero teniendo presente que los estudios nunca los voy a dejar". 

Una profesionalización, la del fútbol femenino, palpable en la sociedad. Aún lejos de las grandes ligas de sus compañeros hombres, de las condiciones laborales y salariales, pero seguras del camino que se está emprendiendo, con una visión completada por las vivencias de sus amigas de vestuario. "Siempre nos dicen que ojalá ellas estuvieran con 15 años y pudieran disfrutarlo como nosotras. Ellas (en referencia a las veteranas del Real Valladolid Simancas) no tenían la opción de las selecciones como nostras, tampoco la cámara, ahora en la tele salen más chicas y se está viendo más" reflexionan. También sueñan con que "la visión que se le está dando al fútbol femenino no deje de crecer, y se las recompensé igual a las mujeres por el trabajo que hacen".

Mientras el fútbol femenino continúa avanzando Aitana y Mariela también lo hacen. Respaldadas por sus amigas y sus familias, quienes "nos apoyan en todo", y a quienes agradecen la paciencia porque "algunas acaban hartas porque es todo fútbol, este día no quedo porque tengo que jugar, este estoy fuera... pero al final nos apoyan, alguna vez vienen a vernos y todo lo hacemos perfecto para ellas", las dos adolescentes palpitan pasión por el balompié. ¿Hasta qué punto? Concluyen la entrevista intentando poner palabras a ese sentimiento. "Es todo para mi, me llena", dice Mariela. "Es algo interior, hasta que no lo sientes no puedes explicarlo, es todo" aporta Aitana. Nadie sabe qué pasará en el futuro. Pero, hoy, en el presente, honran con su trabajo cada día la esencia de este deporte.