El lateral jienense completó en Cádiz una vuelta completa con todos los minutos en juego y selló su renovación automática con el Pucela
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El del Ramón de Carranza podría haber sido el partido de Juan Villar, que volvía a la que fue su casa durante tres años; o el de Álex López, que volvía por sorpresa al once titular para liderar el centro del campo blanquivioleta; o el de Guitián, que, junto a Álex Pérez, dio un recital en el eje de la defensa de anticiparse al corte y de sacar el balón jugado desde atrás limpio como los chorros del oro; o el de Joan Jordán, que marcó su segundo gol con la camiseta blanquivioleta; o el de Pau Torres, que tuvo la oportunidad de debutar en la Liga (el único futbolista de la plantilla que no lo había hecho hasta el momento) debido al infortunio de Becerra, pendiente del alcance exacto de su lesión que se conocerá probablemente este lunes.
Pero no. El partido de Cádiz fue el partido de Moyano. Por dos razones, al margen de cuajar un partido notable en su banda derecha. La primera, porque Moyano completó en el Ramón de Carranza una vuelta completa con todos los minutos en juego. Un logro casi imposible en un jugador de campo e incluso difícil en un portero, como el propio Becerra puede dar fe.
De hecho, Javi Moyano es el único jugador de campo de LaLiga 1I2I3 que ha jugado todo. Como cantaban Los Chichos, ni más ni menos.
Y segunda razón: tras el partido de Cádiz, Javi Moyano ha renovado automáticamente con el Real Valladolid hasta el 30 de junio de 2018. En el contrato que firmó en el verano de 2016, su compromiso finalizaba la presente temporada, pero en el mismo se estipulaba la ampliación por una temporada más en el caso de que jugara la mitad de los partidos ligueros. Escrito y hecho. Firmado y cumplido. Ganado con sudor.