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Fútbol e historia para unir Valladolid con Santiago de Chile

Los lazos entre Colo-Colo y el Real Valladolid crecieron del gran dolor compartido por la pérdida de David Arellano y se han cimentado a base de leyendas comunes para construir un puente sólido entre dos ciudades separadas por 10.700 kilómetros

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De un dolor común dos ciudades, dos Clubes, han sabido construir una sólida relación de hermandad. Colo-Colo y Real Valladolid protagonizan una de esas historias únicas que dan la vida y el fútbol, levantando un puente de más de 10.700 kilómetros que une Santiago de Chile con Pucela, que significa unir no solo puntos geográficos sino dos pueblos, dos aficiones, dos sentimientos cuya historia y destino han quedado atados en torno a la emblemática figura de David Arellano.

Porque esta estadía del Pucela en Chile no estaría pasando si no fuera por otra gira, casi cien años atrás, de un Colo-Colo que este 2025 celebra su centenario. Es curioso cómo un acto totalmente trágico unió a unos aficionados tan lejanos en distancia pero, a raíz de aquello, tan cercanos de corazón.

En 1927 el 'eterno campeón' viajó a Valladolid, dentro de un periplo por medio mundo, para medirse en sendos amistosos a la semilla que sería el Pucela, al Real Unión Deportiva. Fue una ambiciosa gira de cerca de seis meses que llevó a los chilenos a Ecuador, Cuba, México, España, Portugal y Argentina, difundiendo el conocimiento sobre el fútbol del país y ampliando el nombre de un Colo-Colo que se afianzó como el mejor representante de su país. Un viaje emocionante que, sin embargo, fue impregnado de tristeza por un día negro que marcó para siempre el devenir de los 'Cacique'. El 3 de mayo, a punto de cumplir los 26 años, David Alfonso Arellano Moraga, santiaguino de cuna, fundador y capitán de Colo-Colo, falleció en el ya desaparecido Hotel de Inglaterra situado en la calle María de Molina de Valladolid.

Un golpe traumático
Las crónicas de aquellos partidos destacaban las virtudes de un Colo-Colo "noble" que en el primer match superó 2-6 a los vallisoletanos. En el segundo, el lunes 2 de mayo, el resultado fue de empate a tres; pero la atención y la preocupación de todos estuvo en el golpe entre el local David Ornia y el chileno David Arellano, un encontronazo que complicó de gravedad la hernia que sufría el capitán visitante y que enseguida hizo aparecer un punzante dolor.

Valladolid volcó su atención en el paciente, a quien arroparon sus compañeros de equipo y los socios del conjunto castellano. El joven futbolista chileno empeoró el martes por la mañana y los doctores que lo atendieron en el hotel de concentración no pudieron frenar el irremediable final, cuyo dolor trataron de enmascarar asegurando al deportista que iba a ser operado con anestesia. Antes de las siete de la tarde el pulso del joven se debilitó, falleciendo tras haber recibido la extremaunción por parte del párroco de la iglesia de San Lorenzo.

Aquella pena fue compartida por la delegación chilena (en la que estaban los hermanos de Arellano) y por toda Valladolid, con personalidades, directivos y muchos ciudadanos anónimos acudiendo al hotel a acompañar en esos momentos tan difíciles. Colo-Colo había despertado mucha simpatía en la ciudad, y la tristeza inundó las orillas del Pisuerga creando una hermandad que permanece entre unos y otros. El cadáver de aquel carismático profesor fue acompañado en la tarde del miércoles por instituciones, deportistas, profesores y alumnos vallisoletanos. Un incidente desgraciado que también tuvo un impacto inmediato en la vida de David Ornia, quien afectado por lo sucedido abandonó la práctica del fútbol y se alejó definitivamente de este deporte hasta su también prematuro fallecimiento, con 42 años, a causa de una pulmonía en 1954.

Una relación que creció a base de leyendas
El destino de Colo-Colo y del Real Valladolid, fundado en 1928, quedó atado. Pero la relación se cuidó y continuó creciendo con el paso de las décadas. Aquel equipo chileno que en 1927 dejó tan buen recuerdo en la ciudad siguió presente en la evolución blanquivioleta y en la memoria de los aficionados locales.

Sin duda, la figura del 'Pato' Yáñez agrandó y mejoró, si cabe, ese recuerdo. El futbolista jugó en Colo-Colo en los años 70 y recaló en Zorrilla en 1982 para convertirse en uno de esos deportistas que deja huella, que permanece en el tiempo hasta nuestros días. Él abrió además un camino que continuaron, con mayor o menos éxito, Óscar Wirth, José Luis 'Coto' Sierra y Diego Rubio. Y creó un puente entre Chile y Valladolid para la llegada de otros futbolistas oriundos del sur de América que, aunque no jugaron en el 'Cacique', sí llegaron a Pucela con ese aroma, como fueron Ortúzar, Aravena, Lichnovsky y Orellana.

Obviamente, es imposible hablar de Chile y el Pucela sin mencionar la figura de Vicente Cantatore, quien a pesar de haber nacido en Argentina tiene una fuerte vinculación con el país andino, y que tuvo el privilegio de liderar desde el banquillo al Real Valladolid y al Colo-Colo, y ambas entidades el honor de crecer de la mano del mítico técnico y su cuerpo técnico, que incluía a 'Lucho' Saavedra como preparador físico, muy unido a una leyenda colocolina como es Carlos Caszely.

Unos lazos más allá de lo deportivo
La celebración del centenario del 'eterno campeón' es una magnífica oportunidad para seguir ampliando esa estrecha relación que guardan amblos Clubes. Ya en 1987 el equipo santiaguino volvió a Pucela para disputar el XV Trofeo Ciudad de Valladolid, contexto en el que se descubrió una placa de piedra y bronce que sirvió para recordar a David Arellano y perpetuar su memoria. Y ahora los pucelanos visitan por primera vez Santiago de Chile para hacer de este viaje algo mucho más grande que un par de partidos amistosos.

Porque la agenda del Real Valladolid en Chile busca ir más allá de lo deportivo. Se trata de honrar, en mayúsculas, a un Club del prestigio de Colo-Colo con el que existe un hermanamiento desde hace casi cien años. Se trata de poner en valor y trasladar al presente aquel respeto y cariño que los vallisoletanos mostraron en 1927 hacia Arellano y toda la expedición chilena.

Por ello, el Pucela entrena en las instalaciones colocolinas y se llevarán a cabo ruedas de prensas conjuntas. Eso en lo que atañe al juego, pero hay un compromiso cultural más allá. El Real Valladolid recibirá la visita de miembros de la embajada española, celebrará un encuentro con empresarios locales, se impregnará de la historia del 'Cacique' visitando su museo, y por último el laureado escudo quedará inmortalizado en un mural en el Monumental ante las plantillas de ambos conjuntos.

Todo ello para que, allá donde esté, David Arellano vea con orgullo el camino que ha labrado el Club de su vida. Y sienta que, de la enorme desgracia, nació un sentimiento enorme que une, con fútbol y pasión, con amistad sincera, a dos ciudades que comparten un origen común y que estos días celebran el centenario de un Colo-Colo eterno.