El trabajo es una de las claves de cualquier futbolista, y en el caso de Borislav Ivaylov Stankov (Huesca, 05-05-2003), más conocido como Slavy, supone la meta diaria a seguir a base de entrega. Con su juventud, el delantero del Real Valladolid Promesas compagina los entrenamientos y partidos con sus estudios del Grado de Educación Primaria, del que cursa el tercer año, en la Universidad de Valladolid.
Slavy, como pasó a llamarle su familia desde pequeño para acortarle el nombre, comenzó a dar patadas en un equipo a los cinco años; concretamente, en la EFO -Escuela de Fútbol Oscense-. “Lo recuerdo con mucha alegría”, dice. Como cualquier niño, disfrutaba cada día jugando al fútbol, aunque le tocó hacerlo lejos de casa desde bien temprano. “Tuve dos años en los que me fui a Zaragoza a jugar. En el primero estuve en el Amistad y luego fui al Real Zaragoza. Cuando volví a Huesca, fue cuando realmente quería ser futbolista”, explica
Tras pasar por la cantera del Valencia CF, llegó a la del Real Valladolid en agosto de 2019 para iniciar su etapa blanquivioleta. Pero una piedra se cruzó en su camino. “Tuve una lesión de gravedad en la rodilla, pero son circunstancias que suceden. Lo importante es saber gestionarlo con el apoyo de la familia y de los servicios médicos que me ayudaron en su día para volver más fuerte”, asegura.
Y es que esa lesión llegó en su primera temporada en los Anexos, en la que también participó con España sub18. Un bache en la senda del que se recompuso para regresar con más fuerza, puesto que el pasado curso debutó en Zorrilla con el primer equipo en un partido contra el Málaga. “Es una satisfacción jugar con el primer equipo. Hoy en día sigo trabajando para que vuelva a llegar la oportunidad”, señala. De hecho, también defiende la camiseta de Bulgaria -país de nacimiento de sus padres- en categoría sub21.
Delantero y docente
Aunque no todo es fútbol para Slavy, que también continúa su formación académica, algo que no es sencillo de compaginar. “Hay que saber organizarse y gestionarlo muy bien. Entre que vas a entrenar por la mañana y luego a clase de 4 a 8 o a 10, hay que aprovechar cada rato para estudiar o hacer algún trabajo. Y el fin de semana, lo mejor, el partido. Si hay un viaje largo, aprovecho para hacer un trabajo o para leer algún artículo que mandan los profesores”, cuenta.
Así, al encontrarse en el tercer curso de la carrera, en las últimas semanas ha desarrollado sus prácticas en el Colegio San José: “Los de quinto o sexto de Primaria me reconocían. Es un orgullo poder servir de referente a los chavales. Desde el primer día que llegué al Centro tuve un gran recibimiento por parte del Colegio y del tutor, que me ayudaron en mis prácticas”.
Pese al esfuerzo que conlleva, Slavy considera que “el fútbol y los estudios tienen que ir de la mano”. “Los futbolistas estamos en una burbuja en la que siempre tenemos el fútbol en la cabeza, pero esto también tiene una parte que te ayuda a tomar decisiones dentro y fuera del campo. Considero que he crecido a nivel personal y deportivo”, asevera.
Y es que la formación en el campo le ayuda a la universitaria -y viceversa-, puesto que asegura que existen semejanzas entre las figuras del profesor y del entrenador. “Ambas partes ayudan al alumno o al jugador y buscan lo mejor para la clase o equipo”, concluye, a la vez que aboga por seguir trabajando con el balón y los apuntes para continuar ambas carreras.