
Héroes blanquivioletas: transportistas
Manuel Carreño, abonado 3.869, lleva al Real Valladolid en su corazón y en su camión también durante la crisis sanitaria por el Covid-19
La lluvia en este tiempo de confinamiento no cambia mucho los planes de los españoles que se encuentran confinados en sus casas. Aunque hay trabajadores que continúan desempeñando sus funciones para que la cadena de la vida se vea lo menos afectada posible. Manuel Carreño, abonado 3.869 del Real Valladolid, descuelga el teléfono en el interior de su camión, pero con el motor apagado. Su momento de descanso, que puede aprovechar para estirar las piernas tras varias horas al volante, ha coincidido, a su paso por Vitoria, con un diluvio.
No se considera un héroe, “para nada”, a pesar de ser pieza fundamental en esta anómala época. “Nosotros estaríamos trabajando igual si esto no hubiera pasado. La gente sale con los camiones para ganar dinero, no sale nadie gratis”, señala. Pero, de igual manera que en el sector comercial, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los sanitarios, le ha tocado realizar un papel importante, aunque en su caso transportando mercancías desde Valladolid a distintos puntos de España, lo que le permite comparar las situaciones en diferentes ciudades. “Creo que es lo mismo en todas, aunque a lo mejor impacta más en Madrid y Barcelona, que siempre hay más tráfico”, comenta.
Esta crisis sanitaria por el Covid-19 ha hecho que Manuel, al igual que otros muchos vallisoletanos y españoles, tenga “menos trabajo”. Pese a ello, sigue recorriendo kilómetros por las carreteras del país, pero con algunos cambios. “Lo peor que he visto han sido los restaurantes que están cerrados. No podemos parar a comer y cenar, aunque creo que principalmente se ha notado para los que parábamos antes, ya que el 60-70% comía en el camión. Los que sí estábamos acostumbrados lo hemos notado”, cuenta.
El Pucela, presente
Manuel reconoce que empieza a echar de menos al Pucela, aunque este le acompaña en todos sus viajes. “El rotulista me puso el nombre del Real Valladolid y el año de la fundación en el camión”, señala. Y es que este abonado, que cumple 18 años como tal en este 2020, vive su segunda etapa, ya que la primera se vio cortada en sus inicios como transportista, los cuales le impidieron acudir a Zorrilla.
Mucho antes, acudía al Estadio acompañado por su padre. En su familia la sangre también es blanquivioleta y, cuando vuelve a casa los fines de semana, encuentra el apoyo del sentimiento pucelano en sus sobrinos Diego y Marcos. “Solo tienen ojos para el Real Valladolid”, dice con orgullo.
En clave pucelana, Manuel guarda con especial cariño “las salvaciones en Sevilla contra el Betis y la del año pasado en Vallecas”: “Creo que no se me va a olvidar nunca”. Añora el fútbol, como muchas personas, pero lo que más echa de menos en esta situación son “los bares y restaurantes los fines de semana”. “Estamos toda la semana por ahí y cuando llegan esos días te apetece hacer vida normal y no puedes. Llevo bastante mal estar metido en casa todo el fin de semana”, afirma.
Considera que salir de este extraño periodo “es cosa de todos” y confía en que “acabará pasando y volveremos a vivir como estábamos antes”. Esa sería, sin duda, la mejor de las noticias, la cual significaría que este virus finalmente lo hemos parado entre todos.