Justo Villar es un buen portero, un excelente profesional y una persona amable y educada. En Paraguay es mucho más que eso. El capitán de la selección guaraní, que precisamente este miércoles cumple años, es un auténtico ídolo de masas. De ésos que no pueden pasear tranquilo por la calle, de ésos capaces de ilusionar a todo un país que, al igual que España, vive por y para el Mundial.
La euforia tras la clasificación para cuartos de final, la mayor gesta histórica de la albirroja en una Copa del Mundo, dejó pasó en la mente del arquero nacido en Cerrito a una sensación muy especial. Este sábado será el encargado de cargarse a la espalda a todos los paraguayos para tratar de mantener una vez más a cero su portería ante la poderosa España. Justo sólo ha encajado un gol en todo el Mundial -ante Italia en el primer partido de la fase de grupos- y quiere continuar la racha.
Para ello cuenta con un equipo en el que apenas brillan individualidades como las de Lucas Barrios, Roque Santacruz o Valdez, y cuya máxima virtud es el colectivo. Defensa férrea y líneas muy juntas que apenas conceden ocasiones a los rivales y que intentarán desesperar a los Torres, Villa, Xavi y compañía. Justo Villar será el antihéroe de su país de adopción en los últimos dos años, desde que firmara por el Real Valladolid para cumplir uno de sus grandes sueños, saltar el charco.
El otro lo vive ahora mismo. Es su tercera participación en el Mundial y el de Cerrito sabe que podría ser la última. Por eso durante su estancia en Pucela siempre ha tenido en mente la cita de Sudáfrica como la más importante de su carrera con la albirroja. El capitán sentía que su equipo podía hacer algo grande y el sueño se hace realidad tras una fase de clasificación magnífica, una fase de grupos en la que eliminaron a Italia -actual campeona del mundo- y unos octavos de final en la que se deshicieron de Japón en la tanda de penaltis.
El espejo de Chilavert
No será la primera vez que España y Paraguay se vean las caras en un Mundial. La última vez fue en Corea y Japón, en 2002, y el duelo se saldó con una clara victoria de los jugadores de Camacho. Cuatro años antes, y tras el recordado tropiezo de Nigeria en el debut, la España del ex blanquivioleta Javier Clemente se topó con el muro paraguayo personificado en un excelente Chilavert. Justo Villar quiere asumir ese rol este sábado, aunque España no quiere frenarse ante nada ni nadie porque sabe que cada vez está más cerca de hacer realidad su propio sueño. La Roja no entiende ni de ídolos ni de antihéroes. Y su sueño es ganar la Copa del Mundo.
Fotografías: Justo Villar, ídolo en Paraguay y actual antihéroe en España, con la camiseta del Real Valladolid.