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La huelga de las seis semanas que marcó el primer ascenso del Real Valladolid

La primera visita al Real Zaragoza se vio aplazada hasta en dos ocasiones por una cruenta huelga general en la capital maña en un 1934 convulso en España aunque exitoso para el Pucela

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El año 1934 no fue fácil en España. Época de convulsión política, de lucha en las calles, de conflictividad laboral. El fútbol, eso sí, seguía consolidando el fervor de la afición, con el campeonato Nacional avanzando en su sexta temporada de vida. Las raíces del Club Valladolid Deportivo se hacían más fuertes al tiempo que buscaba recuperar la segunda categoría perdida en su año de debut, 1928. En ese contexto, y por primera vez en la historia, los castellanos tenían que visitar a un Zaragoza fundado, con ambición, solo dos años atrás. Un partido que se vio arrastrado por la conflictividad social dentro de una huelga general que marcó el signo del campeonato.

Valladolid y Zaragoza (sin el Real, eran años de República) competían en Tercera División en la 1933-34. Los blanquivioleta por volver a esa categoría anhelada. Los blanquillos, por crecer en el fútbol español. Encuadrados en grupos diferentes, los castellanos fueron líderes del Norte-Oeste y los maños del Levante-Sur. Seis equipos iban a pasar a la fase final para optar a una plaza de ascenso: junto a los dos protagonistas estaban el Baracaldo FC, Elche CF, CD Logroño y el Gimnástico FC de Valencia.

En aquel Valladolid Deportivo había nombres propios destacables, fuera y dentro del campo. José Cantalapiedra era el mecenas de una directiva presidida por Jesús Rivero Meneses, con Ángel Rodríguez “el feo” en la dirección deportiva y el húngaro Esteban Platko quien volvía al banquillo. En el verde, el portero Irigoyen, la zaga con Ochandiano y Luisón, Vadillo y Ros fortaleciendo el centro del campo junto a un joven Gabilondo, y una delantera diferencial con Pablo López y Sañudo (a día de hoy, el séptimo goleador histórico del Club).

La huelga de las seis semanas
El Zaragoza Foot-Ball Club, nacido de la unión entre los dos principales equipos de la ciudad, el Iberia Sport Club y Zaragoza Club Deportivo, buscaba su ansiado ascenso, el que acarició en la 1932-33, el que rozaría en la 1933-34 hasta que el Pucela se puso en su camino. Aunque la capital maña, en esa recta final de campeonato de fútbol en 1934, comenzó una huelga general que dejó en segundo plano el deporte.

En diciembre de 1933 la ciudad de Zaragoza, una de las más populosas del país, había vivido una insurrección contra el gobierno y la urbe se convirtió en campo de batalla, con casi un centenar de fallecidos, numerosos heridos y centenares de presos. Era el contexto de un país que buscaba cambio en un camino nada fácil de recorrer.

Consecuencia de los hechos de final de año, un buen número de trabajadores fueron despedidos, lo que fue el caldo de cultivo para que, en abril de 1934, organizada por la CNT y la UGT, una huelga general comenzase en la capital aragonesa. Primero en los transportes, paralizando la ciudad, y posteriormente en muchos más sectores, se pedía la readmisión de esos trabajadores y la liberación de los presos. Pero lo que vino fue lo contrario, más detenciones, escasez y un clima de violencia en alza.

El Valladolid Deportivo acaba líder la primera vuelta
En esos meses, en los que la revuelta en Zaragoza iba ganando argumentos, el fútbol avanzaba por otro lado más pacífico en el que el Pucela mandaba. La fase final por el ascenso comenzó el 18 de febrero de 1934 con un CD Logroño 0-1 Valladolid Deportivo, con tanto de Sañudo, y los blanquivioleta cerraron la primera vuelta invictos, con cuatro triunfos y un solo empate (que a la postre quedó anulado por la retirada del Baracaldo). Por su parte, el Zaragoza acumuló dos derrotas (en las visitas a Valladolid y Logroño) y tres triunfos (ante Elche, Baracaldo y Gimnástico). El partido entre castellanos y maños, disputado el 25 de febrero en el Campo de la Sociedad Taurina, acabó 3-0 para los de Platko.

25/02/34|VD 3-0 ZGZ| Izq a dcha: Vadillo, Irigoyen, Emilin, Luison, Susaeta, Gabilondo. Abajo: Cimiano, Sañudo, Ochandiano, López, Ibarrondo

No obstante, la competición comenzó a sufrir parones propios de la época. Entre marzo y abril no se jugó esta fase final porque el Zaragoza competía en la Copa de la República. Mientras que el 22 de abril, cuando el Valladolid debía comenzar la segunda vuelta frente al CD Logroño, tampoco se disputó por la convocatoria de Pablo López y Sañudo, las dos primeras leyendas blanquivioletas, con un combinado regional de la Federación de Castilla para jugar frente a una selección de París. Además, al final, todos los partidos ante el Baracaldo quedarían invalidados porque el equipo vasco se retiró.

El 29 de abril era la fecha prevista para que el Club Valladolid Deportivo visitase, por primera vez en su historia, el mítico estadio de Torrero para medirse al Zaragoza. Pero la situación en la ciudad, con la huelga recrudeciéndose, obligó a una primera suspensión.

El Valladolid, sin ir a Zaragoza, campeón y ascenso
Aquel partido, que debería haber sido la jornada 7 del campeonato, se intentó jugar el siguiente domingo, el día 6 de mayo, pero también fue aplazado. Una fecha de crispación absoluta en Zaragoza donde, dos días antes, el 4, el joven Julio Laviñeta fue asesinado en la represión de las protestas, lo que movilizó aún más a los maños, quienes acudieron en masa al entierro.

Qué habría pasado si el calendario hubiera seguido su curso natural, es jugar a especular. Los acontecimientos llevaron al Pucela a recuperar el 10 de mayo el duelo ante el CD Logroño, con empate a tres. Precisamente un día después de que en Zaragoza se pusiera fin a 35 días de huelga general sobre las bases, resumía La Voz de Aragón, de “readmitir a los tranviarios, los autobusistas y la promesa de que los patronos comerciantes de no ejercer represalias”.

El día 13 el Valladolid Deportivo viajó a Elche para el 2-2 ante los ilicitanos. A pesar de los empates, los blanquivioleta seguían como favoritos al ascenso. Y el 20 de mayo de 1934, en casa, un 2-0 sobre el Baracaldo certificó esa superioridad mostrada estos meses: campeones de Tercera División y primer ascenso en la Historia del Real Valladolid.

Un “España-Italia” en el Torrero
A los blanquivioleta les restaban dos encuentros por jugar, ya con el premio conseguido, ya con su nombre inscrito con honor. Se ganó en la visita al Gimnástico FC, 0-2. Y llegó, al fin, el partido en Aragón, para cerrar un campeonato tan dilatado coincidió con el polémico Mundial de Italia 1934. De hecho, el Zaragoza – Valladolid del 3 de junio de 1934 vino con el runrún de la cuestionada eliminación de España ante el país anfitrión, el día 1 (en el partido de desempate), en un torneo mundial que fue utilizado por el dictador Mussolini como herramienta de propaganda de una Italia que debía ganar sí o sí para ensalzar al régimen.

Esta alusión no es baladí. Porque las crónicas de la época mezclan ambas informaciones. Eso sí, varían según donde se lean.

‘El Norte de Castilla’ publicaba el día 5 de junio en su página que “El equipo italiano, favorecido una vez más por el árbitro, en partido muy duro ganó por 1-0 al de Austria. El tanto no era válido, por marcarse en claro offside” en referencia a las semifinales del Mundial. Y un poco más abajo que “¡Al fin terminó la III Liga! Y en Zaragoza hubo un Italia-España. Con sus violencias y la tolerancia del árbitro ganó por 5-0 al Valladolid. Lesionados varios jugadores”. En esas líneas se señalaba que el encuentro “carecía en absoluto de interés para nosotros ya que su resultado no influía en la brillante clasificación del Valladolid” y se mencionaba el “ambiente pasional que cierta campaña de Prensa había creado entre el público zaragozano”.

Mientras, ‘La Voz de Aragón’ de ese mismo día compartía que “Al Valladolid, ya flamante campeón de la tercera división de Liga, le venció el Zaragoza por amplio margen” al tiempo que se hacía eco de que Italia eliminó a Austria con “las buenas maneras empleadas para eliminar a España”. Sobre el partido, ese 5-0, escribían que “El Valladolid jugó con ganas y llegó algunas veces a los dominios de Lerín con verdadera rasmia” ante un “Zaragoza alegre, codicioso, con verdaderos deseos de triunfo” en un partido “bonito, interesante desde el principio al fin, que tuvo la virtud de compensarnos de muchas amarguras”.

Al final, felicidad deportiva para ambos
Aquel 3 de junio se puso fin a un episodio muy relevante en la Historia del Real Valladolid. Ese primer ascenso del Club anticipó las glorias que vendrían posteriormente, primero con la consolidación en Segunda tras la Guerra Civil, y a partir de 1948 saboreando las mieles de Primera. El Pucela comenzó, aquel 1934, a construir su identidad como histórico del fútbol español.

Y, a pesar de no haber conseguido el objetivo en el campo, también para el Real Zaragoza aquel 1934 fue, a la postre, un buen año. Ese segundo puesto en Tercera División permitió que, tras la reestructuración del campeonato, fuesen promocionados a Segunda en la campaña 34-35 y también comenzasen una exitosa trayectoria en el panorama futbolístico español.

Caminos cruzados entre dos clubes con mucha solera que este sábado 6 de septiembre de 2025 vuelven a converger. Lo hacen en la otra punta de la ciudad, en el provisional Estadio Ibercaja situado a unos nueve kilómetros al norte de lo que otrora fue el emblemático Torrero, ubicado en el entorno de la calle Lasierra Purroy por la que hoy, si no se mira con los ojos del pasado, tan solo se identifica un conjunto de viviendas que se levantan allí donde el fútbol escribió tardes de pasión. Casualmente, Torrero fue el barrio en el que se ubicó la principal prisión de la provincia maña, inaugurada en 1928 y que a buen seguro encarceló tras sus barrotes a muchos de los que en 1934 reclamaron por sus derechos en Zaragoza.