El Real Valladolid cosechó en la Nueva Condomina una importantísima victoria por 0-1 ante el Real Murcia que le permite tomar aire para afrontar el último tercio del campeonato. En un partido trabado y muy físico, con un césped pesado por la lluvia, disputado de poder a poder entre dos equipos angustiados por la clasificación en el que ninguno pudo imponerse a base de juego, decidió, una vez más, el gol de Llorente, que cazó un servicio de Sesma al filo del descanso y convirtió el 0-1.
La película de esta tarde en la Nueva Condomina fue de terror, pero con final feliz. Hubo nervios, angustia, drama y suspense, pero el subidón blanquivioleta cuando Teixeira Vitienes pitó el final fue increíble. El miedo a perder pesó como una losa en las piernas y las ideas de ambos equipos. En el Real Murcia porque la derrota le deja muy tocado en la tabla, a seis puntos de la salvación, y en el Real Valladolid porque sus cuatro partidos sin ganar habían sembrado la duda en sus filas.
Quien sí lo tuvo claro fue Mendilibar. Durante la semana había lanzado el mensaje de que "no había que volverse loco" por la racha negativa de resultados. Pero una cosa es no caer en la locura y otra ponerse una venda en los ojos. Mendilibar apostó por un cambio radical en el once para cambiar la dinámica blanquivioleta y acertó.
Cuatro fueron los cambios del técnico con respecto al último partido. Cambió la banda derecha, con Cifu y Aguirre por Pedro López y Sisi, respectivamente; metió a Iñaki Bea, por Rafa, en el centro de la defensa; y dio descanso a Víctor para probar la opción de Vivar Dorado con la misión de aguantar la posesión, dar salida al balón en la ayuda de Álvaro Rubio y Borja, y tratar de enganchar con Llorente.
El resultado fue positivo en el balance defensivo. Esta vez la defensa se cerró bien al borde del área y los huecos a su espalda no aparecieron. En ataque el Valladolid estuvo espeso, pero al menos fue capaz de crear las dos mejores ocasiones del partido, ambas en la derecha de Llorente. Metió la primera, en el minuto 42, en un momento en el que hizo mucho daño al Real Murcia, y falló la segunda, en el minuto 65, cuando Notario le sacó el remate en un "mano a mano" con todo a favor del delantero.
Partido físico
El partido fue muy físico, con una batalla constante por la posesión del balón, que pasaba de un equipo a otro constantemente. Además, los nervios y el miedo provocaron constantes faltas que ensuciaron aún más el juego, sobre todo en la primera parte. No hubo ni dominador ni dominado, sino una pelea a de poder a poder por la supervivencia.
El Real Valladolid tuvo la oportunidad de matar el partido en la segunda mitad, pero Llorente no pudo esta vez repetir un doblete y el final del encuentro se convirtió en angustioso. Al Real Murcia le tiritaban las piernas y el Real Valladolid se agarraba al 0-1 como un flotador en medio del temporal. La tensión en la Nueva Condomina se podía cortar. Sin pasar grandes problemas en defensa porque el Real Murcia, poco a poco, fue agarrotándose por lo que se le venía encima, lo cierto es que cada balonazo al área era una escena de terror.
El reloj de la Nueva Condomina era el mismo para los dos equipos, pero para el Real Valladolid no corría y para el Real Murcia iba a acelerado. Pero el tiempo iba corriendo y cuando Teixeira pitó, el Valladolid respiró y el Murcia se desfondó.
Con ese oxígeno renovado el Real Valladolid afronta el próximo domingo otra nueva final. Quedan 13. "Quedan 13", buen título para una película de miedo. Nadie dijo que esto fuera fácil.
Fotografía de portada (Efe): Llorente celebra el gol de la victoria ante el Real Murcia.
Fotografía superior (Efe): Borja mantuvo un intenso duelo en el centro del campo con el ex blanquivioleta Pablo García.