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Un amor eterno

El sentimiento blanquivioleta celebró una tarde muy especial en el teatro Carrión, donde quienes cumplen años junto al Real Valladolid de su vida recibieron un precioso homenaje

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Los primeros acordes pusieron la piel de gallina y anticiparon lo que se iba a vivir esta tarde en un entorno tan privilegiado como es el teatro Carrión. Sonaron las dulzainas, la percusión hizo vibrar, y las voces del coro elevaron a celestial el himno del Real Valladolid. La ceremonia de entrega de insignias arrancaba para rendir un merecido homenaje a los abonados que cumplen años dedicando su vida a su Pucela.

Fue una tarde de pura pasión blanquivioleta. De reivindicar lo nuestro, patrimonio, raíces y folclore. De poner en valor a la familia pucelana y a quienes la hacen posible, semana tras semana, desde hace décadas. De ensalzar un amor eterno por una pasión transmitida de padres a hijos.

Gabriel Solares, copresidente del Real Valladolid, fue quien dio la bienvenida a los centenares de personas que disfrutaron de una velada inolvidable. Lo hizo desde el agradecimiento, una sincera gratitud a esas 122 verdaderas leyendas" que iban a recibir su insignia. Humanizó esas cifras en un caso concreto, el de un abonado "que en los últimos 25 años lleva 505 partidos en Zorrilla, pocos más que los que Alberto Marcos disputó con la camiseta del Real Valladolid". Y finalizó ensalzando el "empeño y lealtad con la institución" de la que hacen gala los abonados blanquivioleta, y asegurando: "Tengan la certeza y confianza que estaremos aquí para devolver un poco de lo que han dado, pero sobre todo para cuidar bien la institución que ustedes han forjado".

Tras esas palabras, desde el corazón de la ciudad se llegó al corazón de los pucelanos para aplaudir a Francisco González Pinto y Juan Rey Redondo, las dos personas que en la temporada 2024-25 alcanzaron los 70 años ininterrumpidos como abonados. Todos los honores para ellos, que recibieron su insignia de plata bañada en oro blanco con diamante cuyo valor sentimental supera por mucho cualquier otro. Lo hicieron de manos del copresidente y de Juan Antonio Añíbarro, abonado número 1, referente para cualquier aficionado del Club.

Los exjugadores Alberto Marcos, Javi Torres Gómez, Alberto López, Chema Jiménez, Patricio Sánchez y Juan Carlos Rodríguez fueron los encargados de galardonar a los 24 abonados que han alcanzado los 60 años. Mientras que futbolistas del primer equipo masculino, Promesas, femenino y Genuine entregaron las insignias a los 34 que llegaron a 50.

Otro de los momentos especiales de la tarde fue el reconocimiento a Ramón Martínez, el que fuera director deportivo blanquivioleta en varias etapas durante las décadas de los 70, 80 y 90, y que cumple 50 años como abonado. Una vida dedicada en cuerpo y alma al Real Valladolid, y cuya insignia fue entregada por Ricardo Coque.

El propio Ramón Martínez participó en el interesante coloquio desarrollado sobre las tablas, acerca del papel que las direcciones deportivas juegan en el fútbol actual, y la evolución a través del tiempo de esta responsabilidad. Gaby Ruiz y Alberto Cordero (quienes actualmente desempeñan esa labor en el Pucela) junto con Santiago Llorente dieron forma a esta conversación moderada por el periodista Miguel Ruiz.

Tras ellos, los abonados que han alcanzado el cuarto de siglo recibieron sus insignias para caminar hacia el final de un evento que tuvo el broche de oro con la actuación de la agrupación tradicional Virgen de los Aguadores. Al son de la música de la asociación Tierra de Pinares, sobre el escenario se disfrutaron los bailes tradicionales castellanos de la mano de estos dos colectivos que ponen en valor la impresionante etnografía propia de los vallisoletanos, esa cultura popular transmitida por nuestros antepasados y que debemos cuidar y hacer llegar con fuerza a las próximas generaciones. “La entradilla”, pieza clave del folclore castellano desde tiempos inmemoriales, y la ‘Jota de Aldeamayor’ fueron las piezas elegidas para el punto y final de un evento muy especial para todas aquellas personas que encierran la esencia blanquivioleta más pura.