La necesaria e importantísima victoria ante el Real Oviedo significó más que tres puntos para el Pucela, que fue capaz de romper varias malas rachas en las que se había instalado. Para empezar, y la más importante, el triunfo llegó después de cinco partidos sin conseguirlo. Cuatro empates y una derrota que habían frenado la trayectoria blanquivioleta desde el pasado 12 de octubre, fecha en la que se saboreó por última vez una victoria.
Otra racha negativa truncada fue la relacionada con los goles encajados. En los últimos choques se había hecho habitual recibir un tanto en los primeros compases del encuentro, antes del minuto 10. Frente al Oviedo se cambiaron las tornas y fue el Real Valladolid el que encarriló el duelo en el minuto 4 por mediación de Deivid.
El central grancanario vio puerta por primera vez después de 166 partidos como profesional. La mala racha de Deivid duraba desde la temporada 2011/12, cuando debutó en Primera en las filas del Sevilla.
La tranquilidad y puntería de Míchel en el tercer y definitivo gol ante los carbayones también cambió la dinámica por lo que respecta a los tantos anotados. Hasta entonces, los ocho anteriores se habían producido gracias al balón parado, una herramienta fundamental en el fútbol y de la que ha sabido aprovecharse el Real Valladolid hasta el momento en la presente campaña.
