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2-2: El Real Valladolid se deja dos puntos en Pamplona

El equipo blanquivioleta, fruto de un buen juego, ganaba por 0-2 en el minuto 73, pero dos goles de Dady en seis minutos pusieron la tablas

El Real Valladolid estuvo muy cerca de ganar por primera vez en su historia en el estadio Reyno de Navarra de Pamplona a Osasuna. En el minuto 73, el equipo blanquivioleta ganaba por 0-2 con goles de Álvaro Rubio en el minuto 36 y Jonathan Sesma en el 52, y el partido parecía dormido.

Hasta ese momento, la victoria del equipo blanquivioleta se había fraguado en un dominio claro del partido durante la primera mitad, en la que la superioridad vallisoletana fue abrumadora, y el control defensivo -que no del balón- durante la segunda, en la que Osasuna trataba de llegar al área de Alberto sin una idea clara de cómo hacerlo.

Pero el partido se comenzó a torcer en el minuto 73, con el primer gol de Osasuna. Vela puso un centro venenoso desde la izquierda y Dady fusiló a Alberto con un cabezazo inapelable. El equipo navarro, que parecía fuera del partido hasta ese momento, entró de lleno en él. Y, paralelamente, llegaron los nervios al conjunto de Mendilibar, que prevía un final de partido plácido y se complicó la vida hasta extremos insospechados.

Seis minutos después del 1-2, ante un pelotazo largo para Dady, Alberto quiso salir a despejar fuera del área, pero llegó tarde y el espigado delantero de color se llevó el esférico para empatar con un envío a puerta vacía.

En un suspiro, Osasuna había conseguido sacar petróleo de la nada y se aprestaba a un ataque final que, tal y como se había puesto el partido, daba pánico. En ese momento, la fortuna quiso echar un capote al Real Valladolid y el colegiado Paradas Romero expulsó a Corrales por una doble amarilla por protestar. La excitación del lateral izquierdo navarro por que el Real Valladolid sacara de centro para volver a la carga le costó la expulsión, con lo que lastró la última carga navarra.

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Sisi, cabizabajo, abandona el estadio Reyno de Navarra.

A esas alturas, el Real Valladolid había quedado ya muy tocado anímicamente y la expulsión fue una ayuda inestimable para aguantar el empate en el último cuarto de hora. En superioridad numérica, pero en clara inferioridad moral, apenas tuvo fuerzas para buscar la victoria que había merecido porque había sido muy superior a su rival, especialmente en una primera parte notable.

Durante los primeros 45 minutos, el Real Valladolid fue el único equipo sobre el campo. Muy metido en el partido, Osasuna se encontró desubicado, sin chispa, sin sangre, sin jugar a nada. Hasta en cuatro ocasiones claras Jonathan Sesma tuvo ocasión de marcar en un primer cuarto de hora en el que el equipo vallisoletano se reencontró consigo mismo y su filosofía de juego. En medio de la nada, Osasuna sólo dispuso de una oportunidad clarísima de gol, que desperdició Pandiani.

Sesma no vio puerta en la primera parte, pero el Real Valladolid encontró el consuelo del gol en el minuto 36, en la cabeza de Álvaro Rubio, que perforó la portería de Ricardo a centro de Kome desde la banda derecha.

En la reanudación, con Iñaki Bea por García Calvo -con molestias físicas que no le habían impedido cuajar una gran primera parte-, el Real Valladolid asestó al contraataque el golpe que debía haber sido decisivo. Llorente aguantó un pase en profundidad y abrió para Sesma, que, está vez sí, salvó por alto la salida de Ricardo.

Con el 0-2, Osasuna metió en el campo a Font y Dady, y Mendilibar contestó con la presencia de Borja en la medular sacrificando a Kome. Los cambios no mejoraron las prestaciones de unos y otros, pero al final la presencia de Dady se tornó decisiva... y pudo ser peor, porque si ningún aficionado de Osasuna daba un euro por su equipo con el 0-2, tras el empate a los vallisolatanos no les llegaba la camisa al cuello. Corrales aflojó el nudo en la garganta.