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¡Qué tarde la de aquel día!

La remontada contra el Recre hace hoy 40 años fue la piedra sobre la que se cimenta el actual Real Valladolid

Hoy se cumple una efeméride que cambió la historia del Real Valladolid tal y como lo conocemos. 40 años han pasado desde que se puso una importante piedra sobre la que se construyó un futuro brillante, en un partido que sirvió para cambiar la dinámica de la temporada y para iniciar el renacer blanquivioleta. Un 23 de marzo del año 1980 que merece ser recordado.

Los veteranos lo sabrán a la perfección, pero es necesario poner en contexto los hechos. Aquella temporada 79-80 el Real Valladolid jugaba en Segunda División, una categoría demasiado familiar porque era el decimoquinto curso allí desde el descenso en 1964. Es más, el Pucela había bajado hasta Tercera, donde solo permaneció un año, entre 1970 y 1971. A finales de la década de los 70 el Club se había preparado para asaltar el cielo con un equipo hecho para ascender, pero no se logró en la 78-79 y al año siguiente las expectativas eran mucho más bajas.

Sin embargo, sorpresivamente, el Real Valladolid arrancó ese curso con una energía inigualable y dos jugadores muy jóvenes liderando el ataque: Jorge Alonso (19 años) y Gail (18). "Fue el año que salió una norma que obligaba a jugar con dos sub-20. Salían de titulares y a los 15 minutos los solían sustituir por veteranos, pero en nuestro caso había muchos partidos que hasta jugábamos con tres" recuerda uno de ellos, Jorge Alonso, centrocampista leonés que afrontaba su segunda temporada en el primer equipo blanquivioleta, un vestuario donde iba a permanecer durante 9 años.

Pero a mitad de curso el equipo tuvo un bajón que lo alejó de los puestos altos. Tras tres derrotas consecutivas el Real Valladolid cayó a la décima posición, a tres puntos del ascenso (las victoria valían dos) pero con demasiada competencia, y a cuatro del descenso. Es entonces cuando se llega al 23 de marzo, partido correspondiente a la jornada 28 que se celebró en el Viejo Estadio José Zorrilla. El Recreativo de Huelva jugaba por escapar de la zona baja y, de ganar, alcanzaría a un Pucela que pasaba horas bajas. 

Una remontada imparable

Se puso de cara el choque para los andaluces en el primer minuto, con el 0-1. Afortunadamente Jorge Alonso igualó en el 6' y no dejó tiempo para que se aparecieran los fantasmas. José Ramírez, al inicio del segundo acto, anotó el definitivo 2-1 con el que comenzaría todo.

"Teníamos una plantilla de gente veterana que sabía lo que hacía, y gente muy joven que habíamos pasado del juvenil. Buen equipo, de buenos amigos, que en principio no era para ascender pero hicimos una temporada extraordinaria" repasa Jorge Alonso, que si bien no recuerda el desarrollo del partido ante los onubenses sí rememora el cambio de tendencia: "No había mucha diferencia entre los equipos y nos mentalizamos de que se podía. Ganamos dos seguidos, nos metimos arriba, y ya jugamos con esa motivación".

Y en ese plan motivacional explica con especial cariño la función de Toño, "Toñete", uno de los veteranos que "cuando llegábamos los martes a entrenar siempre ponía en la pizarra contra quien jugábamos y charlábamos sobre eso, nos decía que aunque nos tirasen piedras teníamos que seguir, que venir con las lunas rotas significaba que habíamos ganado". Anécdotas del futbol de antes que, con la mirada del presente, suenan demasiado lejanas.

A la victoria ante el Recreativo la siguieron otras cinco, luego dos empates, y un último triunfo en la jornada 36 que certificó el ascenso con dos fechas de antelación. El equipo regresaba a la élite, que fue "para el Club, afición y ciudad algo escandaloso, hacía muchísimos años que no estábamos en Primera" confirma Jorge Alonso, quien echa la vista atrás: "Lo tuvo todo. Ese ascenso nos dio mucha vida, había mucho ambiente, y después vino el Estadio nuevo".

En aquel plantel para el recuerdo están varios nombres que con el paso del tiempo se han convertido en leyendas en Zorrilla. Junto a aquellos dos jóvenes también emergía Minguela (19 años), y ya consolidados estaban Llácer, Antonio Santos, Rusky y Pepe Moré, entre otros jugadores de grato recuerdo en su paso por Pucela. Un plantel -dirigido aquella temporada por Eusebio Ríos- que se mantuvo con el paso de los años ya que "antes era otra vida, estábamos muchos años en el Club y pasabas siete u ocho temporadas con las mismas personas" y que condujo al Real Valladolid a asentarse en Primera División, consciente de que "había tanta diferencia entre Primera y Segunda que no quieres bajar por nada del mundo". Y vaya si fue así, siendo el germen para que los años 80 y 90 fuesen los más brillantes de la Historia blanquivioleta.